-Jugaba muy bien al fútbol, como su padre y hermanos. ¿Por qué no fue futbolista?

-Porque no vino nadie a verme jugar, ningún ojeador para que tirara para arriba, je, je. Poco a poco te das cuenta de lo que quieres y me decanté por el pádel. Creo que de haberme dedicado al fútbol también estaría en alto rendimiento.

-¿Cómo lleva alguien como usted, tan inquieto, el confinamiento?

-Regular, la verdad. Me dedico a un deporte que es mi vida y mi trabajo, y tener que trabajar en casa de forma diferente, sin cancha, sin entrenadores, se te hace difícil.

-¿Qué come?

-Una dieta muy sana que me ha enviado la nutricionista para volver a mi peso. Cogí un kilo o dos, pero ya lo estoy bajando.

-¿Cuándo les han dicho que podrán volver a competir?

-El 18 de julio en Valencia, pero lo veo bastante complicado. Espero que con la ayuda de World Padel Tour renovemos el circuito y saquemos adelante el año.

-Ha tenido que renunciar a la vida que llevan muchos jóvenes de su edad.

-Sí, hay que dejar al lado la vida social, ser disciplinado y no salir de casa cuando no te toca, y hay que tener mucha fuerza de voluntad, porque me gustaría irme con mis amigos todos los días.

-¿Alguna vez pensó en dejarlo por la exigencia?

-No, por la dureza no, al revés, me gusta la exigencia, trabajar duro. Y me gustan las críticas hacia mí, porque es una forma de motivarme y me hacen más fuerte.

-¿A qué le gustaría dedicarse cuando acabase su carrera profesional?

-Me gusta bastante el tema de la música. Así que, ¿por qué no intentar hacer algo como productor de algún dj o algo así? De momento es un grandísimo hobby y estoy investigando casos para ver cómo se puede hacer toda esa producción.

-¿Qué tal fue la experiencia con Paquito Navarro?

-La verdad es que muy buena, una etapa para recordar toda la vida. Alcanzamos lo máximo en un año grandioso y lo vamos a recordar siempre.

-¿Terminaron bien? Los dos tienen fuerte carácter.

-Sí, educadamente, y seguimos teniendo muy buena relación fuera de la pista. Paquito es una grandísima persona y es para conocerlo. Tuvimos nuestros altibajos como cualquier pareja, pero le aprecio mucho y le tengo un gran cariño.

-¿Siente algo especial al enfrentarse ahora a quien ha sido su compañero?

-Nada, cuando entras a la pista sólo te preocupas de ti mismo y dar lo máximo sin preocuparte del rival.

-¿En qué país o ciudad en los que ha jugado se siente más cómodo?

-Me gusta mucho jugar en Ciudad de México, donde recibo un enorme cariño. Y en Argentina también. Me atienden superbien.

-¿A pesar de arrebatarles el número 1?

-Tampoco creo que ellos se puedan quejar. Han estado muchos años liderando. Esto es como todo, pasa en todos los deportes.

-¿Por qué cree que el pádel, siendo un deporte que practican tantos miles de personas, no da para comer más que a un reducido número?

-Es un deporte nuevo, llevamos cincuenta años, poco más. Muchos de los deportes olímpicos no están teniendo la misma repercución. Pero estamos expandiendo este deporte a nivel europeo y cada vez más en Sudamérica. Hace falta que no seamos sólo españoles y argentinos, que haya un estadounidense, un canadiense... y que se retransmita este deporte en más países. Pero no olvidemos que competimos con deportes como el fútbol o el tenis que llevan mucho más tiempo.

-Se suele decir que el éxito del pádel es que se aprende pronto y que no hace falta tener mucha forma física.

-Esas cosas me fastidian un poco. Ponte a jugar y si es tan fácil… Ahora se ve a los jugadores mucho más en forma que hace años y por eso este deporte está creciendo en competitividad.

-¿Algún día mandarán en el circuito profesional los jugadores?

-Nos gustaría a la mayoría. Ahora mismo es fundamental estar siempre unido con tu circuito y también tomar algunas decisiones en las que podamos aportar todos. Es necesario escuchar al jugador. Nos tenemos que hacer valer mucho y a día de hoy nos dejan poco.

-¿Son los jugadores argentinos más listos que los españoles?

-No, para nada. Ni los españoles más listos que ellos. Los dos somos igual de listos.

-En el pádel juega mucho la cabeza. ¿Qué hace para no salirse de un partido?

-He cambiado. Ya no soy el niño protestón que discutía con los árbitros. Ahora estoy tranquilo. Hay que saber llevar momentos de tensión por una bola dudosa. Todo eso tiene un trabajo mental que hago mucho con mi psicólogo, relajación, rutinas entre punto y punto, mantener siempre la cabeza muy fría en los momentos importantes. Es una de las claves que he aprendido y me ha ido muy bien. Me considero una persona muy valiente y me gusta ser valiente en los momentos más difíciles.

-¿Cuál es su jugador de referencia?

-Juan Martín Díaz.