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Juan Millán Querol | Coordinador general del PP de Cataluña

"Todos los partidos hemos decepcionado a los constitucionalistas catalanes"

Juan Millán Querol, coordinador general del PP de Cataluña.

Juan Millán Querol, coordinador general del PP de Cataluña. / M. G.

Juan Millán Querol (Morella, Castellón, 1981) es licenciado en Ciencias Políticas y de la Administración (UPF) y máster en Dirección Financiera y Contable de la Empresa (IDEC). Ha sido diputado en el Parlamento de Cataluña durante tres legislaturas (2011-2017) y miembro del Consejo Rector del Centre d’Estudis d’Opinió. Actualmente es coordinador general del Partido Popular Catalán y profesor asociado en la Universidad de Barcelona. Ha publicado varios ensayos de comunicación y ciencia políticas, el último de los cuales es El proceso español. La catalanización de la política española (Deusto, 2021).

–La actualidad manda. ¿Qué le parecen los indultos?

–Un grave error. Sólo sirven para la ambición de Pedro Sánchez de mantenerse en la Moncloa. Es un incentivo a largo plazo para un segundo procés. A corto plazo ya estamos viendo que el independentismo, que estaba de capa caída, se viene arriba. Hemos oído a Jordi Cuixart y a Oriol Junqueras decir que estos indultos significan el debilitamiento del Estado, y tienen razón. Demuestran que el Gobierno de España prefiere premiar los malos comportamientos de los que son desleales con la Constitución y España y abandona a los constitucionalistas catalanes y del resto de España que trabajan por la convivencia.

–Pero hay una realidad social incontestable. Una porción significativa de la sociedad catalana no se siente a gusto dentro de España. ¿Cómo se puede encauzar esa sentimiento dentro de una convivencia cívica?

–El problema es que una parte del nacionalismo creyó que el Estado cedería y podría conseguir sus objetivos a través de la ruptura del marco legal y de la confrontación social. El conflicto entre catalanes, porque es un conflicto entre catalanes, se debe resolver, si es que tiene solución, cambiando la manera en que se enfoca también por parte del Estado. Hasta ahora, el debate era sobre cómo contentar a los nacionalistas. Yo propongo hacer algo diferente, y es fortalecer el constitucionalismo con políticas de estado a favor de consolidar liderazgos económicos, sociales, culturales i políticos en Cataluña que defiendan los valores constitucionales. El problema en Cataluña es que el constitucionalismo es una mayoría social blanda. En cambio, el independentismo es una minoría dura. Siempre se moviliza y tiene a la Generalitat y los medios que dependen de ella a favor.

–¿Cree que la mayoría de Ciudadanos (C’s) en 2017 fue una oportunidad fallida?

–En Cataluña el constitucionalismo sólo se moviliza cuando ve una amenaza muy próxima, como pasó en 2017, cuando estuvimos al borde del conflicto civil y se vio la verdadera cara del nacionalismo. C’s consiguió aglutinar al constitucionalismo porque mucha gente tuvo miedo. Pero no se articuló una alternativa al nacionalismo. Los grandes líderes de C’s se fueron de Cataluña, una decisión comprensible por la presión social y porque la política catalana no es fácil. Pero la verdad es que decepcionaron a sus votantes.

–¿A qué se refiere en su libro (El proceso español, Deusto 2021) a la catalanización de la política española?

–Cataluña ha sido vanguardia cultural, social o económicamente o en grandes momentos como en la defensa de las autonomías. Sin embargo, ahora ha sido vanguardia de algo negativo. En Cataluña estamos sufriendo populismos por encima de nuestras posibilidades, de extrema izquierda o derecha, del independentismo... Me refiero a que todos aquellos elementos perniciosos de la política populista de Cataluña, como el sacrificio de la verdad o la división social promovida desde la política, están ocurriendo en España. El Gobierno de Pedro Sánchez está replicando los elementos del procés que han dividido la sociedad.

–¿Los partidos constitucionalistas no deben hacer autocrítica? Tienen un doble discurso para Cataluña y otro para el resto de España. O defienden una postura dura en Cataluña pensando en que les da votos en fuera.

–Todos los partidos constitucionalistas hemos decepcionado en algún momento al constitucionalismo catalán. De ahí los resultados. Hay una sensación de desamparo. Esto sólo cambiará cuando se gobierne la Generalitat desde el constitucionalismo. Pero hace falta que los partidos constitucionalistas se coordinen y no se dejen engañar por el nacionalismo.

–¿La reforma de la Constitución la reforzaría?

–Tenemos un problema que no es sólo de Cataluña o España, sino de todo occidente, que es la polarización. La paradoja es que cada vez los discursos son más revolucionarios pero eso provoca una parálisis reformista absoluta porque es más difícil llegar a acuerdos. Esto es otro ejemplo de la catalanización de la política española. Hay dos bloques claros que hacen muy difícil haya una reforma.

–¿Es optimista o la única posibilidad es la conllevanza, como decía Ortega?

–Soy un optimista condicionado. Si hacemos las cosas relativamente bien, Cataluña tiene solución. Entre otras cosas porque los jóvenes son cada vez más escépticos respecto al independentismo. Hay cuestiones como la Unión Europea o la fuga de empresas que preocupan a los jóvenes. En los entornos más urbanos se ve que los jóvenes están abandonando el independentismo y lo ven como algo del pasado. Además, la juventud no consume TV3 porque tiene alternativas mucho más atractivas que una cadena en la que sólo hay un relato victimista y triste de confrontación. Si se articulan alternativas constitucionalistas atractivas, creo que a medio plazo la cuestión catalana es reversible. Si se sigue por la vía Sánchez de abrazar al independentismo, una parte del constitucionalismo podría abandonar la lucha porque si el Gobierno de España no les defiende, tampoco van a defender ellos a España.

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