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España

Fallece un militar cordobés en un ataque de la insurgencia en Afganistán

  • El sargento primero Joaquín Moya Espejo, de 35 años, recibió un disparo en el pecho en un enfrentamiento contra guerrilleros cerca de la localidad de Ludina.

El sargento primero Joaquín Moya Espejo, cordobés de 35 años, falleció ayer en Afganistán al recibir un disparo durante un ataque en las proximidades de la localidad de Ludina contra tropas afganas a las que acompañaba un equipo de instructores españoles, según informó el Ministerio de Defensa. El militar cordobés estaba destinado en el Regimiento de Infantería Garellano 45, con sede en Vitoria, aunque su familia residía en la calle Evaristo Espino 31, en el Campo de la Verdad. Formaba parte de un Equipo Operativo de Asesoramiento y Enlace (OMLT) que instruye al Ejército Nacional Afgano (ANA) en las tareas de despliegue de los militares afganos en la provincia de Badghis. 

El suceso se produjo al noroeste de Ludina, cuando una unidad del Ejército Afgano estaba desplegada en una loma, junto al equipo de mentores españoles y un equipo de tiradores de precisión que protegía a las unidades que progresaban por el valle. En ese momento, recibieron fuego de armas ligeras desde una posición lejana, y el sargento primero Joaquín Moya Espejo, que iba equipado con chaleco antibalas, fue alcanzado en el tórax por un disparo. Defensa no aclaró a qué hora se produjo el incidente.

El militar fue evacuado en un helicóptero norteamericano al hospital Role 2 de Bala Murghab, y entró en parada cardiorrespiratoria durante el vuelo. Se certificó su fallecimiento cuando llegó al centro hospitalario Role 2 de Bala Murghab. El fallecido tenía un hijo; sus familiares fueron informados de su fallecimiento ayer por la tarde. Se trata, según Defensa, del primer militar español fallecido por arma de fuego durante un ataque en los casi diez años de participación de las Fuerzas Armadas españolas en la misión de Afganistán, que arrancó en el mes de enero de 2002.

Dentro de la estrategia de contrainsurgencia aplicada en Badghis, las fuerzas españolas se dedican a las distintas fases de preparación, ocupación y limpieza, control y reconstrucción de la provincia. En la zona de responsabilidad española, la influencia insurgente se manifiesta en el valle del Murghab, al norte de Muqur, pasando por Darra i Bum hasta Murghab, donde los talibanes cuentan con un millar de miembros -en febrero de 2011 perdieron a su líder, el mulá Rashchid, cerca de Ludina-.

Con el deceso de Moya Espejo, son 98 los militares españoles fallecidos en Afganistán, y también han muerto dos intérpretes. El anterior atentado mortal contra las tropas españolas ocurrió el pasado 26 de junio, cuando el sargento Manuel Argudin Perrino y la soldado Niyireth Pineda Marín perdieron la vida en el país asiático al verse afectado el blindado Lince en el que viajaban por la explosión de un artefacto al norte de Qala-e-Naw, la capital de la provincia de Badghis. 

Dos accidentes suman la mayor parte de las 97 víctimas mortales en Afganistán. 62 militares perdieron la vida al estrellarse en las cercanías del aeropuerto turco de Trebisonda el avión Yak-42 en el que regresaban a España el 26 de mayo de 2003. Y el 16 de agosto de 2005 fallecieron 17 militares al caer el helicóptero Cougar en el que viajaban en un vuelo de reconocimiento en Shindand, cerca de Heart. El resto de militares han muerto en tiroteos, atentados o accidente de tráfico.

El atentado coincidió con la celebración de la festividad islámica del Sacrificio o Aid al Adha y no fue el único que ayer se produjo en Afganistán. Al menos seis personas, entre ellas un alto mando policial, murieron en un atentado suicida ocurrido en una mezquita en la provincia norteña afgana de Baghlan, según informó una fuente de los servicios secretos. El ataque se produjo en la aldea de Hassankhel cuando los fieles se intercambiaban el tradicional saludo por el comienzo de la festividad islámica del Sacrificio, explicó el coronel Sikandar.

El atacante activó la carga explosiva que portaba adherida a su cuerpo mientras un comandante de la Policía, identificado como Abdul, abandonaba la mezquita tras la oración. De acuerdo con esta versión, la explosión causó la muerte del mando policial y de cinco sus guardias de seguridad, mientras que otras cinco personas resultaron heridas. La agencia afgana AIP, que citó a fuentes de seguridad anónimas, elevó el número de víctimas mortales a siete. Según los medios del país centroasiático, el comandante Abdul era un estrecho aliado del general Rashid Dostum, antiguo "señor de la guerra" y principal referente de la minoría uzbeca afgana. El norte afgano es relativamente estable en comparación con el cinturón suroriental fronterizo con Pakistán y habitado por la etnia pastún, propia de los talibanes.

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