Luis Roldán, el hombre que 'tumbó' a Felipe González
El ex director de la Guardia Civil, que se apropió de 1.700 millones de pesetas de los fondos reservados y cuya rocambolesca fuga siguió media España, sale de la cárcel tras 15 años en prisión.
El hombre de las dos caras no podía esperar un mejor regalo para el Día del Padre. 15 años después de su ingreso en prisión, Luis Roldán, el poderoso ex director general de la Guardia Civil cuyas corruptelas contribuyeron a acabar en 1996 con la era de Felipe González, recobra su libertad definitiva.
Y lo hace sin haber revelado el misterio que ha mantenido en vilo a policías, jueces y políticos desde su captura en 1995 en Tailandia, tras una rocambolesca fuga: ¿dónde están los 1.700 millones de pesetas (10,2 millones de euros) que supuestamente se embolsó? La pista del dinero, que en su día condujo a los investigadores a un banco suizo, se perdió luego en Singapur, país que se negó a colaborar con las autoridades españolas.
Y como si de una novela policíaca se tratara, los dos presuntos testaferros que ayudaron a Roldán a esconder su fortuna murieron en extrañas circunstancias: uno, convertido en mendigo, fue hallado sin vida en 1994 en un hostal para indigentes y prostitutas cerca de Ginebra, y al otro, alcohólico, lo encontraron en 1996 con un tiro en la cabeza en su apartamento de esa ciudad suiza, donde aparentemente se suicidó. En una entrevista en El Heraldo de Aragón, Roldán, de 66 años, aseguró no haberse llevado "ni una peseta". Sin embargo, de la fortuna que amasó en su día le quedan, según la documentación judicial conocida estos días, al menos dos lujosas viviendas, una en París, junto a la Torre Eiffel, y otra en San Bartolomé, en las Antillas francesas, valoradas en unos 3,7 millones de euros.
Roldán, hijo de taxista nacido en Zaragoza, tuvo una meteórica carrera en los primeros años de la Transición. Comenzó en 1979 como concejal y segundo alcalde de Zaragoza, pero ya en 1982, tras el triunfo electoral de González, fue nombrado delegado del Gobierno en Navarra y en 1986 se convirtió en el primer civil al frente de la Guardia Civil y sus 75.000 agentes. Roldán se significó en la lucha contra ETA, en una etapa que luego se conocería como la de la guerra sucia, ya que por aquellos años (1983-1987) estuvo activo el GAL. A finales de 1993, sin embargo, Roldán era el máximo candidato a suceder al dimitido José Luis Corcuera como ministro del Interior.
Pero todo se torció cuando el ya desaparecido Diario 16 sacó a la luz el espectacular patrimonio de Roldán, difícilmente justificable con su sueldo como director de la Guardia Civil: dos mansiones, una vivienda de más de 300 metros cuadrados en pleno Paseo de la Castellana, una de las zonas más exclusivas de Madrid, un terreno en la Costa Brava y una finca en La Rioja, entre otros. Fue uno de los casos de corrupción más sonados en la historia del país y uno de los escándalos que más contribuyó a que los socialistas de González perdieran las elecciones de 1996, tras 14 años en el poder.
La comisión de investigación creada en su día por el Congreso descubrió la procedencia de la fortuna de Roldán: había estado adjudicando a dedo la construcción de cuarteles y otras obras de la Guardia Civil a empresas que le pagaban millonarias comisiones para obtener los contratos. Pero no sólo eso. También había desviado ingentes sumas de los fondos reservados para su disfrute particular. Antes de que la comisión hiciera públicas sus conclusiones, Roldán huyó. Desapareció el 26 de abril de 1994, pero fue atrapado once meses después en Bangkok (Tailandia) y entregado a España.
Su captura está asociada al nombre de otro de los turbios personajes de la reciente historia española: Francisco Paesa. Se cree que este ex agente de los servicios secretos españoles ayudó a Roldán a esconder su fortuna y que luego lo traicionó, delatando su paradero a cambio de unos 1,5 millones de euros. Años después, en 1998, Paesa fingiría su propia muerte en Tailandia, falsificando un certificado de defunción y publicando esquelas en la prensa española. En 2004, sin embargo, lo encontraron vivito y coleando en Luxemburgo.
Roldán, en todo caso, fue condenado a 31 años de prisión por cohecho, falsedad en documento mercantil, malversación de caudales públicos, estafa y delito contra la Hacienda Pública. Gracias a las reformas legales y a una redención de cinco años por buen comportamiento, la pena quedó en 15 años. Diez de ellos los pasó en un pabellón especial de la cárcel de mujeres de Brieva, en Ávila, y los restantes en Zaragoza. Pero los últimos años pudo cumplir la pena en abierto, es decir, sólo tenía que acudir a un centro de inserción social a dormir. De día trabajó como agente de seguros, hasta su reciente jubilación. Una vez que recobre su plena libertad, dice, se quedará en Zaragoza, donde reside su hijo. "No puedo irme porque no tengo dinero", afirma.
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