España

Ramón Tamames: "Una Cataluña independiente jamás podría pagar su deuda"

  • El veterano economista e historiador "desmonta" en '¿Adónde vas, Cataluña?' los argumentos "falaces" de los secesionistas.

El economista e historiador Ramón Tamames pronostica que, tras una hipotética independencia, Cataluña sumaría 200 mil millones a los 70 mil en que cifra su deuda actual, que debería afrontar fuera de la UE y de los principales mercados: "Eso no lo puede pagar Cataluña en lo que le queda de historia". Ése es uno de los argumentos contra la independencia que este catedrático de Economía, doctor en derecho y expolítico ha querido plasmar en su nuevo libro, titulado ¿Adónde vas, Cataluña? Cómo salir del laberinto independentista (Ediciones Península), y que el mismo define como "un grito por la unión".

Afirma que decidió escribir un libro sobre Cataluña porque es un tema interesante a la par que "provocativo", y admite que está enfocado a desmontar las razones de quienes apoyan la independencia: habla del fracaso de otros intentos secesionistas, descarta que Escocia suponga un ejemplo o niega que España robe a Cataluña, además de subrayar que esta comunidad no es el motor económico del país. "El independentismo tiene muchos argumentos falaces. Recurren a lo peor, que es la tergiversación de la historia, y a enterrar a los mejores historiadores catalanes", señala el autor del libro, del que más de la mitad de sus 400 páginas están dedicadas a eso, a la historia.

Recuerda, por el ejemplo, que el siglo XVIII fue un "siglo de oro" para la economía catalana gracias a Felipe V y Carlos III, que los secesionistas han intentado separarse de España en más de una decena de ocasiones y nunca lo han conseguido. O que durante la elaboración de la Constitución "tuvieron en su mano el pacto fiscal y el derecho de autodeterminación, y no lucharon por ello entonces".

Tamames, que durante la Transición militó en el Partido Comunista, asegura que en la Carta Magna cabe el derecho a decidir, pero que no es exclusivo de los ciudadanos catalanes, sino que pertenece "al pueblo español", y aunque admite que el texto necesita cambios, rechaza que sean para modificar este punto. "No estamos en un sistema tribal, en el que las tribus se separan porque prefieren volver al nomadismo, eso pasó hace ya 2.000 años, después de romanizarnos no hemos vuelto a tener sistema tribal", añade.

En el caso de que se tenga que reformar la Constitución, este economista rechaza que se haga "directamente" y "a favor de Cataluña", sino que propone que previamente se promulgue una Ley de Resolución de Conflictos Territoriales. A través de ella, explica, se constituiría una plataforma de discusión -integrada por representantes políticos y de la universidad- que elaboraría un dictamen para ser debatido en las Cortes y que, finalmente, sería el Gobierno quien decidiese si lo asume o no para reformar la Constitución.

No es la única solución que propone Tamames, que también sugiere la posibilidad de crear una Agencia Tributaria Federal para "una mayor corresponsabilización territorial", que se mutualice la deuda autonómica -"algo que está estudiando la UE para los estados miembros"- o que se limite a un 4% del PIB la "solidaridad interterritorial de unas regiones con otras".

En un plano más político, aplaude que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, haya aplicado hasta ahora la Constitución "a palo seco", pero le pide que, además, no tenga miedo a entrar en debates sobre una reforma territorial, un cambio en el Sistema de Financiación Autonómica, o incluso el de reconocer a Cataluña como nación. "Hay que desdramatizar palabra nación, no debe tener una sacralización. España es una nación de naciones. Que se llamen nación catalana", manifiesta, al tiempo que insiste en reclamar a Rajoy que "abra algunos cauces" de diálogo y no se quede "en el muro silencioso de la Constitución".

En el caso de que esas propuestas no acaben con la aspiración secesionista, Tamames cree que el jefe del Ejecutivo debe ir al Senado antes del 9 de noviembre para, apoyándose en su mayoría absoluta, intervenir Cataluña y retirarle "las potestades electorales", para después emitir un decreto en nombre de una Generalitat controlada por el Gobierno anulando la consulta. Si tras la intervención por parte del Estado "el Parlament quiere montarla, la puede montar" pero, repite varias veces, la independencia de Cataluña "no puede ser, y además es imposible".

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