Crónica personal

Un discurso de líder de la oposición

NO ha acertado Pedro Sánchez en su discurso. Discurso inaudito porque no se correspondía con el que debía pronunciar quien se presentaba candidato a la Presidencia del Gobierno y proponía por tanto un proyecto de gobierno, sino que ha sido el discurso de un líder de la oposición. La prueba, su insistencia en el cambio. Más de medio centenar de veces pronunció esa palabra, cambio, que por la insistencia llegó a convertirse en irritante. Debía dar por supuesto que su programa, para el que pedía el respaldo de la Cámara, era suficientemente conocido porque estaba recogido en los folios que firmó con Albert Rivera. Pero su papel como candidato era defenderlo en el Congreso de los Diputados para conseguir así los votos necesarios para su investidura, y sin embargo lo que defendió con ahínco fue … el cambio.

Siguiendo en su línea de líder de la oposición, dedicó las frases más incisivas a criticar las políticas del Gobierno de Rajoy. Mencionó la corrupción "insoportable", el paro, las desigualdades, la política de impuestos, la falta de atención a los discapacitados, las deficiencias en políticas sociales … Políticas "tan crueles como ineficaces bajo la bandera de la austeridad". Educación, reforma laboral… todo entró críticamente en la intervención de Sánchez, en su discurso de investidura. Discurso de investidura, habría que repetírselo. Que es lo que quizá no acabó de entender Sánchez, más preocupado los últimos días por lograr acuerdos con Ciudadanos que por preparar un discurso que verdaderamente suponga un programa de gobierno. Su discurso de investidura fue, sin duda, el más sorprendente que se ha escuchado en el Congreso en democracia.

Cuando al fin entró en materia bien avanzada ya su intervención, desgranó sus compromisos de gobierno, y se explayó sobre todo en aquellos de tipo social en los que cualquier político se siente más cómodo porque son los que más llegan a los ciudadanos. Sánchez, como en otras ocasiones, lanzó propuestas ambiciosas pero sin concretar el cómo y con qué coste. Sobre todo con qué coste. Promesas que encandilan a quienes escucharon lo que esperaban escuchar, pero sin que Sánchez ofreciera detalles sobre cómo acometer algunas de ellas … y a qué precio. Plan de emergencia social con un ingreso mínimo vital, subida del salario mínimo, derecho de las personas en situación de insolvencia al acceso a una vivienda de alquiler social, inclusión en la sanidad pública de todas las personas que vivan en España, plan de urgencia para creación de empleo … Una lista larga, escuchada previamente, y que expertos no vinculados a partidos cuantificaron en su momento en cifras inalcanzables. Y Sánchez lo sabe.

Se trataba del discurso más importante de la carrera política de Sánchez. En los próximos días se verá si cuenta con el respaldo suficiente que le abra la puerta de La Moncloa. No lo tiene fácil, por una cuestión puramente aritmética y porque la divergencia entre Ciudadanos y Podemos parece un obstáculo insalvable. Pero en política todo es posible, siempre, incluso en las situaciones más difíciles.

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