De socialistas con solera y 'gin-tonic'
La "denominación de origen" que el PSOE reivindica para sus siglas tiene que ver con la tradición, reputación y prestigio del partido, pero también tiene connotaciones negativas como fósil y "casta"
NO es un problema de historia; es un problema de identidad. De espectro ideológico. De aclarar si en España hay un PSOE o 17. De saber si el socialismo de González tuvo una progresión de continuidad con ZP y hasta qué punto es hoy una excepción la estabilidad de la marca Susana Díaz en Andalucía. De valorar cuánto pesa el contexto y cuánto la herencia. De plantear si se puede reivindicar el pasado cuando no se cree en el presente que, al menos hasta el 20-D, representa un nombre: Pedro Sánchez.
Demasiadas preguntas y demasiado complejas... Ni con un tratado de ciencia política podríamos responder. ¿Pero qué me diría si bajamos el nivel y lo analizamos en clave de vinos y de gin-tonic? ¿Le gustan los finos con solera? ¿Piensa que el sherry está de capa caída o de moda?
Nada más llegar de Venezuela, Rodríguez Zapatero se ha sumado a la campaña que los socialistas han lanzado para contraatacar el reflote de Podemos reivindicando el "legado", la "denominación de origen" y las "conquistas" que una formación centenaria como el "Partido Socialista Obrero Español" ha significado para España frente a la izquierda oportunista y populista que encarna un Pablo Iglesias con nombre hasta prestado. El valor de lo auténtico frente a las trampas de lo sucedáneo. Una vez más, el supuesto dilema entre lo viejo y lo nuevo.
Ante más de un millar de militantes entusiastas, el ex presidente reforzó este miércoles en Granada el mensaje de defensa del ADN socialista con que Felipe González lleva varios días minando el empuje de los partidos emergentes: enfatizó que el PSOE es "el partido que más se parece a España" y también "el que más necesita", recordó que es sinónimo de "convivencia, de respeto a la diversidad, de igualdad y de solidaridad" y proclamó tajante que no es verdad que sea "viejo"; es que "tiene solera".
Pero a veces las palabras dicen mucho más de lo que deberían. O de lo que se querría que evocaran. Todo depende de con qué efectividad los partidos consiguen colocar sus mensajes, hasta qué punto y con qué fidelidad los medios se los compramos y en qué medida usted, el eslabón final de la maquinaria electoral, se deja influenciar. Como no podemos adivinar cuál es la idea última que calará, y mucho menos en qué sentido se condicionará el voto, tal vez resulte más fácil situar el análisis en el nivel de las palabras.
Si acudimos a la Wikipedia encontraremos lo que tal vez quiso expresar Zapatero: que es un partido con "reputación" y "tradición". Se trata, sin embargo, de un significado demasiado simplista para una cuestión con tantas aristas. Les propongo una búsqueda más cualificada: en Ideas afines, una potente herramienta web para escritores, encontrará tres extensas páginas de acepciones relacionadas con "solera". Hallaremos "abolengo", "solvencia" o "dignidad" pero, lamentablemente, la mayoría de las connotaciones del término son negativas: desde decrépito, fósil, pasivo, caduco, momificado y marchito hasta "añejo", "casposo" y "casta". Sí, directamente se llega a identificar "solera" con ese concepto maldito que ha roto el mapa político español y ha dado lugar al nacimiento de los temidos nuevos.
Llegados a este punto, la pregunta inicial que está por responder se mantiene: si el socialismo con solera, si los partidos tradicionales, conservan su nicho de mercado o si se han dejado ganar el terreno por los aficionados a los cócteles y combinados. La cuestión final es la que podremos contestar el 20-D: si hemos subestimado los vinos de Jerez y no hemos advertido que son capaces de convertirse en la nuevas bebidas espirituosas de moda. Es decir, si resiste el bipartidismo mucho mejor de lo que apuntan las encuestas.
Les recomiendo un artículo de El País que Pascual Drake publicó hace unos días: "¿Será el jerez el próximo nuevo gin-tonic?".
Desde luego, hay más que material para sostenerlo: tirando de historia como propone el PSOE para sus siglas, nunca está de más recurrir a los clásicos y recordar tanto el relato que Edgar Allan Poe dedicó a los vinos de Jerez como las innumerables películas hollywoodienses de mediados de los 50 en las que lo chic era brindar con un buen sherry.
Quedándonos en el presente, el periodista llama la atención sobre la película-documental Jerez y el misterio del palo cortado que acaba de producir Saura, destaca cómo los grandes restaurantes de estrellas Michelin están incluyendo los generosos en sus menús maridados -en Estados Unidos se han convertido en la bebida de moda en los bares de tapas- y desvela que hasta a Putin y Berlusconi se les ha pillado bebiendo un Jerez de 1775 en una visita a Crimea… ¿Son el próximo producto denostado a rescatar? ¿El Ave Fénix que en su día fue la ginebra?
Si les apetece probar, les recomiendo una apuesta sorprendente: Equipo Navazos. Viejos y nuevos a la vez. Un proyecto rompedor con solera. Parece contradictorio pero no lo es. Los descubrí no hace mucho en un viaje a Cádiz y me bastó una copa para declararme entusiasta militante. Lo que sigo sin saber contestar es si el proyecto socialista que se presenta al 20-D está a ese nivel...
La respuesta, si la hay, se la dejo a usted: el día 20 y con su voto.
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