El triángulo de los bustos parlantes
No es cuestión de pedir un 'Nixon / Kennedy', pero la puesta en escena del debate no fue precisamente estimulante · La cámara pide política, no demagogia
Que la política es espectáculo, y que lo es esencialmente, no constituye novedad alguna a estas alturas. Pero un debate televisivo con los tres principales candidatos en unas elecciones municipales tiene algunas connotaciones decisivas: los protagonistas se dejan ver estos días tanto en la pantalla como en los mítines, los barrios, los mercados y las peñas, y semejante contraste entre lo doméstico y lo mediático pasa factura. Lo que ustedes podrán ver esta noche en Canal Sur 2 Andalucía no es estrictamente un debate político, sino una sucesión sosa y desinflada de parabienes demagógicos, y el espectáculo, claro, se resiente. No era cuestión de pedir ayer en la grabación un Nixon / Kennedy, pero lo que los periodistas pudimos ver en las instalaciones de Canal Sur a través de una pantalla mientras el debate ocurría en un plató contiguo se pareció demasiado a un espectáculo de tres bustos parlantes. Y, así, o se es Samuel Beckett o el respetable, diantre, se aburre. Con razón.
Francisco de la Torre, María Gámez y Pedro Moreno Brenes llegaron a la cita puntuales y ya preparados para situarse frente a la cámara. Con todo puesto. Tras los saludos tácitos y cordiales, las sesiones de maquillaje fueron rápidas y precisas. Gámez, la única que podía permitírselo por motivos obvios, disfrutó además de unos retoques de peluquería. Luego acontecieron las instrucciones, el encuentro con el moderador Juan Carlos Jiménez, la toma de contacto con el plató, la distribución de los espacios y las primeras estrategias. A Gámez le favoreció sin duda el rojo de su vestido, que hacía juego con la corbata de De la Torre, aunque luego esta sintonía no pudo traducirse en nada, ni para bien ni para mal. A Moreno Brenes le habría convenido un mayor contraste en el atuendo, pero tampoco el look jugó en su contra. Tras los ensayos previos, comenzó la cacería que no fue.
María Gámez protagonizó ayer su primer debate televisivo, y su condición de primeriza le resultó beneficiosa. Fue la única de los tres que propició ante la cámara gestos, expresiones, registros y recursos para la vehemencia, especialmente a la hora de mover las manos. Además, fue la única que recurrió a la réplica, siempre contra De la Torre. El alcalde y Moreno Brenes insistieron demasiado en su postura funcionarial, gestora, pero si al primero se le quedaban pequeños los plazos, el segundo se adaptó sin dificultad. El único momento de inflexión lo protagonizaron los gráficos que emplearon De la Torre y Gámez: el primero, además, se marcó un tanto cuando sacó un Ipad ilustrativo, mientras Gámez se conformó con los paneles al uso. Moreno Brenes no fue más allá de la palabra. Pero a todos les pudo el tono, siempre cansino, repetitivo, inflexible, entrenado para rellenar el hueco. Qué quieren, así no hay manera de montar un Tenorio.
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