“Hitler tiene más tirón que Franco”

Franco: 50 años, 50 historias [20/50]

Franco ha pasado casi desapercibido por casi todos los puestos de la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión, que cerró ayer sus puertas en Sevilla. “Piden más cosas de la Primera Guerra Mundial que de Franco y la guerra civil”

Ignacio Menéndez, de Los Terceros, con un ejemplar de textos sobre la guerra española.
Ignacio Menéndez, de Los Terceros, con un ejemplar de textos sobre la guerra española. / José Ángel García

Falta un mes para el 20-N. ¿Está Franco de moda? ¿Está de rebajas? ¿Está de reforma o en fase de liquidación? Ayer terminó la 48 edición de la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión en Sevilla. Hemos hablado con unos cuantos libreros y medio siglo después, al margen de tendencias o pendencias, el concepto Franco pertenece más al apartado Antiguo que al de Ocasión. En términos generales, ha pasado casi desapercibido por los puestos donde despachan los que mejor olfato tienen para las novedades y los vejestorios.

“Antes casi a diario te pedían algo de Franco y de su época en español y en extranjero, pero este año nada”, dice Fernando Castilla en la librería Renacimiento, aunque habla en nombre de la Feria del Libro. “Sí te puedo contar el comentario de franceses e italianos que han pasado por aquí y les extraña no encontrar en la ciudad un solo monumento alusivo al periodo bélico. En sus países sí cuidan más esa parte de la memoria histórica”. De contar que lo que antecede al presente y al futuro se llama pasado porque pasó. El librero nació en 1978, el año de la Constitución.

Manuel Vida es de 1992, el año de la Expo, centenario del nacimiento de Franco. Ha estado en la librería Sur. “Preguntan más por la Primera Guerra Mundial que por Franco”. Parece que interesa más Sarajevo que Brunete. Rola Libros es una librería virtual que tiene su oficina en la calle Santa Ángela de la Cruz. La representa Amparo Tardío, nacida en 1959, el año de la visita de Eisenhower a España. Un compañero suyo cuenta que “este año no han pedido nada de Franco; lo más parecido es un cliente que vino pidiendo un libro sobre el Sahara. Tiene familiares que habían muerto antes de la guerra civil y estuvieron vinculados con el Sahara. Lo encontró y se lo llevó encantado”.

Churchill, Antonio Machado y Vargas Llosa forman un tríptico en el puesto de Los Terceros, un clásico de las librerías de viejo. Padre e hijo se llaman Ignacio Menéndez, coinciden en el nombre y en la pasión por los libros raros e interesantes. Atiende el hijo, que el año del cincuentenario de la muerte de Franco recibió un armario lleno de libros de la Segunda República, la Guerra, la Posguerra y la Transición. “Al padre del que nos lo vendió lo mataron en la guerra los republicanos. Lo valioso de esta colección es que hay libros de un lado y de otro. Están los hispanistas más prestigiosos y los revisionistas más polémicos. Una balda entera de Pío Moa; otra balda de César Vidal. Y por supuesto las ediciones de Juan Pablo Fusi, el tocho de Luis Suárez, biógrafo por antonomasia de Franco”.

De las rarezas hay uno que ha vendido bastante en la recién clausurada Feria del Libro Antiguo. Se titula Si yo te dijera…, una edición artesanal en la que el librero ha colocado en la portada la frase la guerra civil en la Sierra. Su autora es Margaret van Epp, “una holandesa que vive en El Castaño del Robledo y cuenta en el libro las historias que le contaron dos viejecillos del pueblo”. Entre otras, la del árbol desde el que lanzaban al suelo los cadáveres. “Al cuarto día se cayó el árbol y nadie del pueblo se atrevía a tocarlo. Vino uno de fuera, lo intentó mover y se quedó tieso. Leyenda o verdad”.

El librero de Los Terceros nació en 1989, el año de la caída del muro de Berlín y el Nobel a Camilo José Cela. “Cela está muerto; en cambio Umbral ha renacido”. Éste en 1975 ganó el premio Nadal con Las ninfas. “Son las modas. Este año no han preguntado ni una vez por Stefan Zweig y otras veces te piden algo suyo todos los días”. Alguien se ha llevado un libro-tándem escrito por dos periodistas, el neoyorquino Herbert L. Matthews (El yugo y las flechas) y el español Manuel Aznar (El Alcázar no se rinde), abuelo del que fuera presidente del Gobierno entre 1996 y 2004.

No se ha vuelto a repetir el fenómeno de El doncel de don Enrique el Doliente. Cuando la reina Letizia le hizo la pedida de mano al entonces príncipe Felipe le regaló este libro de Mariano José de Larra. El padre de Ignacio había recibido un lote entero. “Un tráiler lleno de libros, tuvimos que alquilar una nave de pollos para meterlos”. Y el romance real que convirtió a la periodista en princesa y después en reina hizo que vendiera casi todos los libros.

José Manuel Quesada (Sevilla, 1965), de la librería Alejandría, tiene en su escaparate una portada de periódico con la noticia de la muerte de Franco. “Pasa desapercibido, la mayoría de la gente no sabe quién coño era Franco”. Recuerda el caso de un universitario que pidió las obras completas de José Antonio y le solicitó al librero una bolsa para ocultar el contenido. “Es triste. La gente va con una camiseta del Che Guevara y no pasa nada”. Tiene un recuerdo menos libresco de Franco. “Yo tenía diez años y estudiaba en el colegio Padre Manjón. Nos dieron una semana de vacaciones. Mi madre era la cocinera del colegio, ese día hizo garbanzos y como no hubo clase los repartió a los vecinos. Cuando se murió el papa Pablo VI tres años después, yo esperaba que nos dieran otra semana y no nos dieron ni un día”.

La palabra Franco aparece en la portada de algunos de los libros del puesto de Boteros, del librero Daniel Cruz (Sevilla, 1963). Franco. Un balance histórico, de Pío Moa; En nombre de Franco. Los héroes de la embajada de España en el Budapest nazi, de Arcadi Espada; o La naturaleza de Franco, de Francisco Franco Martínez-Bordiu con la colaboración de Emilia Mendiluce y este curioso subtítulo: Cuando mi abuelo era persona. Una señora pregunta: “¿Escritores rusos? Dostoievski…”. “Rusos no, tengo Franco”, bromea el librero.

Ni un libro sobre Franco le han pedido a José María Lilo Rodríguez Tous, de la librería Quilombo. “En la sede de la plaza del Pelícano hay una señora que todo lo que aparece de Franco me lo compra. A otro le pasa igual con todo lo que sea de Ramón y Cajal”. Alguien se habrá llevado la Historia del Franquismo de Daniel Sueiro y Bernardo Díaz Nosty.

Mario García Reina es de 1997. Franco llevaba casi un cuarto de siglo criando malvas. Está en La Escondida, la librería de Rodrigo, asiduo del Jueves. “Franco no tiene tirón, lo tiene más Hitler”, dice el joven librero. La palabra clave aparece en un libro imprescindible, Habíamos perdido la guerra, de Esther Tusquets. Su tío fue confesor de Franco y creó una editorial, Lumen, que se convertiría en vehículo de libros antifranquistas.

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