Política
Carlos Navarro Antolín
Guardiola, ante un nuevo atracón de bellotas con cáscara
Elecciones en Extremadura
María Guardiola ha experimentado una proyección política muy rápida en el Partido Popular. En menos de tres años ha pasado de ser una dirigente desconocida fuera de Extremadura a convertirse en uno de los rostros más visibles del PP autonómico y en una figura con presencia en el debate nacional. Su perfil combina una sólida formación técnica, experiencia en la Administración Pública y una carrera política que su partido considera clave para consolidar el cambio sociológico en la región.
Nacida en Cáceres el 5 de diciembre de 1978, Guardiola creció y se formó en su ciudad natal. Estudió en el colegio Santa Cecilia y desde joven compaginó los estudios con distintos trabajos para ayudar en casa, una experiencia que suele destacar como parte de su carácter y de su cercanía a la realidad social. Antes de iniciar su carrera universitaria trabajó como dependienta, dio clases particulares y realizó otros empleos ocasionales. Se licenció en Administración y Dirección de Empresas y se diplomó en Empresariales por la Universidad de Extremadura, donde obtuvo el mejor expediente de su promoción, un dato que refuerza su imagen de gestora rigurosa.
Ese recorrido académico la condujo directamente a la Administración Autonómica. Guardiola es funcionaria de carrera tras aprobar dos oposiciones, y su primera etapa profesional estuvo ligada a áreas estratégicas como economía, hacienda y tecnología dentro de la Junta de Extremadura. Entre 2011 y 2015 formó parte del Gobierno presidido por José Antonio Monago, el primero del PP en la comunidad y el único antes de convertirse en presidenta, donde ocupó cargos de responsabilidad como secretaria general de Economía y Hacienda y secretaria general de Ciencia y Tecnología. Aquellos años marcaron su entrada en la política institucional y le proporcionaron un profundo conocimiento del funcionamiento interno de la Administración regional.
Tras cerrar esa etapa en el Ejecutivo autonómico, dio el salto a la política municipal como concejala del Ayuntamiento de Cáceres, cargo que desempeñó entre 2015 y 2021. Desde el ámbito local ganó visibilidad pública, afinó su discurso y comenzó a consolidarse como un perfil emergente dentro del partido. Su ascenso se aceleró cuando, en julio de 2022, fue elegida presidenta del PP de Extremadura con el respaldo unánime de la militancia, al reunir todos los avales necesarios para su candidatura. Se convirtió en la primera mujer en liderar uno de los grandes partidos en la región.
Las elecciones autonómicas del 28 de mayo de 2023 la situaron en el centro del tablero político. El PP empató a 28 escaños con el PSOE y la aritmética parlamentaria obligaba a contar con el apoyo de Vox para poder gobernar. Tras semanas de negociaciones tensas y desencuentros públicos sobre cuestiones como la violencia de género, la política migratoria o los derechos LGTBI, acabó pactando con la formación de Santiago Abascal pese a su rotunda negativa inicial, apremiada por Génova tras el rápido entendimiento alcanzado por Carlos Mazón en la Comunidad Valenciana. El acuerdo incluyó la cesión de la Consejería de Gestión Forestal y Mundo Rural, mientras ella asumía las competencias de igualdad para garantizar, según afirmó, la prioridad de estas políticas. El 14 de julio de 2023 se convirtió en la primera mujer presidenta de la Junta de Extremadura.
Desde el Gobierno autonómico ha defendido una agenda basada en rebajas fiscales, la reivindicación histórica del AVE, la atracción de inversión y una flexibilización de la legislación medioambiental para compatibilizar desarrollo económico y protección del entorno. Algunas decisiones, como la reapertura de cotos de caza o la autorización de batidas en el Parque Nacional de Monfragüe, han generado polémica. Al mismo tiempo, ha respaldado públicamente la legislación contra la violencia machista y el derecho al aborto, buscando marcar un perfil propio y diferenciarse de Vox.
La legislatura se volvió especialmente convulsa en 2024, cuando la ruptura de los pactos entre PP y Vox en varias comunidades se trasladó a Extremadura. El bloqueo simultáneo de PSOE y Vox impidió aprobar los Presupuestos autonómicos, lo que llevó a Guardiola a convocar elecciones anticipadas, defendiendo la necesidad de devolver la voz a los extremeños. Las encuestas la sitúan como primera fuerza, aunque sin una mayoría suficiente que le garantice gobernar en solitario.
En el plano personal, María Guardiola está casada y es madre de dos hijos. Reivindica su arraigo extremeño y se presenta como una dirigente cercana, de familia de clase media, que aspira a completar el proyecto iniciado en 2023 y lograr una mayoría más sólida para gobernar Extremadura. Trabajadora, feminista, con las ideas muy claras, aficionada a cantar entre amigos, “el amor mueve montañas” es su lema vital.
Así es "María la extremeña", como se autodenominaba en la campaña electoral de 2023, y su aspiración es seguir haciendo historia en Extremadura. Y lo consiguió este 21-D a medias, clavando una pica en su Flandes particular, tierra de conquistadores como es Extremadura, para vencer con una holgura fabulosa a unPSOE al que arrasó en las urnas pero dando alas a Vox. Anticipó la política cacereña las elecciones para desprenderse de la losa de Abascal y su equipo con una mayoría absoluta que le permitiera tener libertad a la hora de pergeñar su hoja de ruta, aunque sólo pudo mejorar en un magro escaño su anterior botín. Ahora bien, Extremadura no se ha hecho de derechas, se ha hecho muy de derechas.
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