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España

Un resultado que aboca al pacto

  • Tanto por intención como por estimación, el CIS sentencia al bipartidismo.

Aunque la cocina japonesa destaque por su estética, un buen pescado siempre necesita algo de calor, no mucho, un vuelta y vuelta o un toque de horno. Algo parecido le ocurre a los sondeos electorales, requieren cocina, aunque algunos institutos, como el Centro de Estudios de Opinión de la Generalitat, prefieran sostener sus predicciones únicamente en la intención de voto, que es el resultado tal cual se obtiene de interrogar a la muestra sobre a quiénes va a votar.

En casi todos los sondeos, caso de éste del CIS, se manejan dos conceptos: la intención directa de voto y la estimación de voto, que es el resultado cocinado que más se aproximará, según la receta de cada instituto, al del día de las elecciones. Sería posible, por tanto, obtener dos estimaciones distintas a partir de una misma intención de voto. La cocina es necesaria por varios motivos, pero apuntemos dos: por causas del azar, la muestra puede estar sesgada, llevar una sobrerrepresentación de votantes del PP, por ejemplo, por lo que siempre necesita ser reequilibrada de acuerdo con la información que se obtiene de otras preguntas. Y segundo, siempre hay un porcentaje contundente de personas que no han decidido el voto pero manifiestan su intención de acudir a las urnas, por lo que el instituto debe adjudicarles una probabilidad hacia uno u otro partido. De acuerdo con la metodología de la casa, de la particular receta de cada cual, de este conjunto de datos y estimaciones se obtiene la intención de voto. En el caso que nos ocupa hay un problema, y es que no se dispone de una serie histórica sobre el comportamiento de los votantes de Podemos.

Se estima, por ejemplo, que el PP tiene un voto oculto, de hecho puede estar inmerso en una espiral de silencio, por lo que le supone un salto positivo entre su resultado en voto directo y la estimación electoral. Por eso, muchos sociólogos están aconsejando que en este período de incertidumbre sobre Podemos se considere también el resultado de intención de voto. En el sondeo del CIS, Podemos es el primero en intención de voto, seguido del PSOE y, por último, del PP. Sin embargo, la estimación da un vuelco: PP, con un 27,5%, PSOE, con un 23,9%, y Podemos, con un 22,5%. "De la cocina te puedes fiar tanto como te fíes del instituto", explicaba ayer un experto en sondeos, y en este sentido, el CIS sí es fiable. O todo lo fiable que puede ser un sondeo electoral que se realiza un año antes de las elecciones. El tamaño de su muestra, con 2.500 entrevistados, es más que aceptable y si, además, se consideran otros sondeos, lo cierto es que se deduce sin ningún tipo de error que España se encuentra ante un inédito empate técnico entre tres partidos debido a la irrupción explosiva de Podemos, una formación con sólo ocho meses y con una dirección que aún es interina. Y aunque el partido del Gobierno aún guarda una mínima ventaja, el resultado anticipa un cambio histórico, y es que gane quien gane, se verá obligado a un pacto con una de las otras dos fuerzas mayoritarias, una dura obligación que también recaerá sobre la oposición.

Y ésta es la nueva realidad española, la del fin del bipartidismo y el inicio de los grandes pactos poselectorales.

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