Alumbrado sin apagón, o no

-Te aseguro, bruja de mis incesantes desvelos, que he guardado suma y extrema reserva, hasta tenerte ahora presente, en este conciliábulo de la Feria, sobre tu prodigiosa faena del apagón del lunes pasado, cuando saltaron los “plomillos” de la red eléctrica y la península ibérica se fundió a negro, aunque no faltaran las luces del día.

-No abandonas tus malas costumbres, plumilla irredento, y pospones saludarme como merezco, acaparado por la actualidad, cual si fueras un periodista de oficio, aunque no das con mejor beneficio que el de vértelas conmigo de Feria en Feria.

-Ay, bruja encantadora, si no te aparto de mi pensamiento todo el año, y durante el montaje de la portada, cuando paso cerca, hasta te imagino sobrevolándola con tu aérea escoba, en uno de esos garbeos esotéricos que debes darte cuando libras del oficio brujesco en la empresa satánica.

-Me estás tocando las verrugas, zascandil, y mal empezamos si quieres que me deje encontrar en estos días feriados para darte palique, pues no debes esperar otra cosa, aunque fantasees conmigo.

-Anda, déjate de amenazas que nos conocemos y siempre queda abierta la puerta de un buen conjuro a tiempo, para darnos el homenaje del encuentro. De modo que el aprendiz de brujo sorprenda a la bruja maestra, aunque el encantamiento se desvanezca pronto y me dejes descompuesto y hechizado.

-Ni zalamero eres, escribidor, pero te daré alguna esperanza por haber guardado extremo sigilo sobre el desmedido conjuro del apagón, cuando tantas indagaciones parecen hacerse, o posponerse, hasta dar con las razones que lo provocaron. En verdad, el mérito no me corresponde sola, sino que se trata de un conjuro sistémico -toma ya- ideado en un aquelarre anárquico, sin presencia del CEO del Infierno, Satanás mismo, aunque ha quedado muy complacido con el resultado.

-No doy crédito a que ese desmedido conjuro se resolviera sin intervención del Diablo.

-Pues tiene explicación, intrigante bobo. Satanás está muy ocupado ahora en dos asuntos mayores. Uno es el de confundir las entendederas de Trump, a fin de endiablar las relaciones internacionales y que en el mundo estallen los petardos de las desavenencias y los conflictos. Y otro, en el que pone particular y vehemente empeño -fíjate como hablo-, es el del cónclave vaticano, porque de tentaciones, no cabe duda, sabe mucho mi patrón, aunque se las vea con el Espíritu Santo en los aledaños de la Capilla Sixtina.

-Ahora lo entiendo, bruja conspiradora, que debiste ser la lideresa del aquelarre y la maquinadora del apagón, como si fuera una distracción con la que ocupar la ausencia del Maligno.

-No te das cuenta, plumilla zangolotino, de los efectos secundarios del conjuro, alterados los prebostes políticos en controversias sectarias y fanatismos energéticos -¿lo digo bien, eh?-

-Cómo te explicas, bruja sabia. Y yo que me pasé las horas estudiando el “mix” energético, la combinación y el respaldo de las energías, las competencias de los operadores privados y de la empresa que no lo es tanto, Red Eléctrica Española, así como los argumentos de expertos y opinadores, para hacerme alguna idea cabal del mayúsculo descalabro eléctrico.

-¿Y no te ha dado por repasar el argumentario de las consignas, repetidas sin comedimiento por los prebostes cada vez que los de tu gremio se les acercan?

-¿No me digas que también te has infiltrado entre la legión de asesores áulicos gubernamentales?

-Todo no lo vas a saber, pero sí que está noche habrá alumbrado sin apagón, o no.