La Feria se hace larga hasta en el formato corto

La crónica del Sábado

La multitudinaria noche del viernes deja paso a un sábado con poco ambiente, escaso público local y muchas casetas vacías

El paseo de caballos toca techo con 802 carruajes

La Feria de Abril, con escaso público, la tarde de este sábado.
La Feria de Abril, con escaso público, la tarde de este sábado. / Antonio Pizarro

Cuentan los que estuvieron la noche del viernes al sábado que no se cabía en la Feria. Que, viendo que no hacía tiempo de playa, todo el mundo aprovechó para darlo todo en el real hasta bien entrada la madrugada. Los perfiles de WhatsApp, como el algodón, no engañan. "Última vez hoy a las 5:42", dice el estado de uno que se había comprometido a quedar con este cronista a las nueve y media de la mañana de este sábado. "Me acabo de acostar. 9:30 ni de coña, cuando me levante te llamo", dice el último mensaje. Ése fue el fin de fiesta de muchos sevillanos.

A la Feria parece sobrarle el fin de semana. Una señal evidente es que los bares están llenos en los barrios. Son muchos los establecimientos que lo tienen todo reservado desde el día anterior. En una taberna de la Huerta de Santa Teresa, una pareja pregunta si tienen una mesa en la que poder sentarse, aunque sea una mesa alta. "Lo siento, no hay nada", dice la encargada. Los jóvenes insisten. "Miren, son la una y media, si quieren pueden sentarse en esta mesa, que está reservada a las 14:45, pero para esa hora tiene que estar libre", explica la hostelera. "Perfecto, muchas gracias", aceptan los clientes, que sólo buscan algo rápido que comer antes de ir a la Feria.

Una mujer vestida de gitana en la Feria.
Una mujer vestida de gitana en la Feria. / Antonio Pizarro

Pasa una mujer vestida de gitana. La temperatura es ideal. No hace calor, no se espera lluvia y sopla una brisa agradable. Sigue sin hacer tiempo de playa, aunque en la playa se está divinamente sin gente. El puente de las Delicias está expedido. El parking P3 tiene una ocupación baja. Los policías locales no tienen demasiado trabajo regulando el escaso tráfico que llega al real por la contraportada. Ni el autobús Línea Este (LE) trae gente. En la parada de taxis apenas hay actividad y enfrente hay un par de VTC descargando clientes.

A la hora de comer, la Feria está vacía. La sensación general es de bajonazo, de resaca, de cansancio o incluso hartazgo. No hay cuerpo ni bolsillo que aguante una fiesta como ésta durante tantos días, ya sea en el formato largo o en el formato corto, con unos precios inflados año tras año para un público al que poco o nada le sube el salario. Al final, la duración de la Feria, empiece el sábado o empiece el lunes, es casi la misma, pues la mayoría de los sevillano arrancaron el fin de semana pasado, por mucho que oficialmente el Ayuntamiento retrasara la inauguración oficial al lunes, como antiguamente. La tarde del martes llegaba por la calle Asunción la marabunta, como se le dice en Sevilla a una marea de público que se dirige hacia el mismo sitio. Y el miércoles no se cabía en el real, pedir en una barra era misión imposible. Y la explosión final del viernes noche que dejó paso a un sábado de vacío.

Una mujer fotografía a unas niñas.
Una mujer fotografía a unas niñas. / Antonio Pizarro

El debate sigue estando en la calle. El ex alcalde y portavoz del PSOE, Antonio Muñoz, ya ha anunciado que volverá al formato largo si vuelve a la Alcaldía. El formato corto ganó en un referéndum un tanto sui generis, en el que se denunciaron irregularidades, y la victoria fue corta. En cualquier caso, ningún político se atreverá a abrir otro debate, que es el de quitarle días a la fiesta. Porque este sábado de Feria reina un ambiente casi de tristeza en un real en el que siempre reinó la alegría. Camareros de brazos cruzados, porteros mirando el móvil y dejando pasar a todo quisque, casetas vacías o con un par de comensales, sin música...

No hay apenas caballos, hay menos carruajes, y también menos elegancia. Menos trajes de gitana en ellas, y casi ninguno de corto en ellos. Ya se dejan atrás los días de la chaqueta y la corbata y se apuesta por una camisa más relajada. Las recepciones oficiales se concentraron en los dos primeros días de la Feria. Apenas quedó alguna para el jueves, como la del Sindicato Profesional de Policías Municipales (Sppme) de España en Sevilla, cuyo presidente, Luis Val, atendió al alcalde, José Luis Sanz, al delegado de Seguridad, Ignacio Flores, y demás responsables del Ayuntamiento de Sevilla. Fue en la caseta del Centro Asturiano. Las últimas recepciones dieron paso a una Feria más íntima, más entre amigos y en familia.

/ Antonio Pizarro

La resaca se lleva mejor con ropa cómoda, deben pensar los que acuden este sábado al real a apurar las últimas horas. El sábado siempre ha sido tradicionalmente el día de los pueblos, cuando los vecinos de los municipios de la provincia se acercaban a la capital aprovechando el fin de semana mientras los sevillanos tomaban el camino de las costas de Cádiz y Huelva. Hasta Monteseirín lo oficializó un año en el que mandó a los sevillanos a la playa porque la Feria coincidía con un puente festivo en Madrid y se esperaba una avalancha de madrileños en el real. Aquel año hasta se hicieron chapas con el lema No a la playa.

Los pueblos y los turistas son los que salvan el día. Se nota mucha gente de fuera, fácilmente reconocibles por su calzado cómodo y por llevar una flor prendida en la cabeza de cualquier manera, combinada de forma imposible con una prenda que alguien les ha debido decir que está bien. Y porque caminan sin rumbo fijo por el real, a veces cruzando de forma temeraria entre los pocos caballos que pasan. Tres policías nacionales a caballo patrullan tranquilamente.

El jefe de la Policía Local y el delegado de Seguridad, con los responsables del sindicato Sppme.
El jefe de la Policía Local y el delegado de Seguridad, con los responsables del sindicato Sppme. / Antonio Pizarro

Llegan noticias de la noche. Hubo varias reyertas con tres detenidos y dos heridos, uno de ellos menor de edad. Éste resultó lesionado de carácter leve en una pelea en el Puente de las Delicias, donde la Guardia Civil y la Policía Local redujeron y detuvieron al presunto agresor, al que se le imputan los delitos de amenazas y lesiones leves. Le intervinieron también una navaja plegable de grandes dimensiones, que no llegó a utilizar. Fue a las 7:30 horas e intervinieron los agentes del Seprona que estaban realizando un control de la entrada de alimentos en la Feria, junto con los policías locales.

Dentro del real también hubo jaleo. Otra pelea con una treintena de implicados en la calle Pascual Márquez dejó dos detenidos. En esta trifulca intervino la Unidad de Intervención Policial (UIP), que se encarga de la vigilancia en la zona de casetas y en el interior del recinto ferial. Aunque la Policía no tiene contabilizado ningún herido, varias personas llamaron al 112 alertando de que había una persona herida en el rostro como consecuencia de una agresión ocurrida en una caseta de la citada calle. Ocurrió a las cinco de la mañana.

Una joven apura una copa en el real.
Una joven apura una copa en el real. / Antonio Pizarro

La tarde del sábado nada tiene que ver con este ambiente enrarecido en el que entra la Feria a partir de cierta hora de la noche, en la que cualquier roce puede convertirse en una pelea, donde el alcohol empieza a hacer efecto entre muchos de los asistentes y siempre es mejor una retirada a tiempo. Rara es la noche en la que no hay incidentes, y eso que esta Feria está siendo de las mejores de los últimos años en este apartado.

También llegan vídeos de la noche, de gente apilando jarras de rebujito y formando pirámides para compartir luego las imágenes en las redes sociales. Por la tarde hay quien aprovecha la ausencia de público para darse al postureo, venga una foto posando detrás de otra para luego subirla a instagram, tiktok, facebook o ponérsela de estado de WhatsApp.

Alegría en la Feria.
Alegría en la Feria. / Antonio Pizarro

Arranca la sobremesa y hay quien consulta el móvil para ver cómo va el Sevilla, que juega en Vigo un partido que puede resultar clave para la permanencia. No hay nadie viendo el partido en su teléfono. A la Feria no se viene a sufrir. Pero sí se miran las aplicaciones que van actualizando el resultado. Se pone la cosa bien con el penalty y la expulsión, pero no hay manera de celebrar una victoria que sea definitiva para la salvación. Hay que sufrir más. Hace diecinueve años de la final de Eindhoven, cuando el Sevilla ganó su primera Uefa. Acaba el partido y se solapa el pitido final con el paseíllo en la Maestranza, donde Roca Rey quiere disputarle a Morante el trono de los toreros.

Avanza la tarde y va llegando algo más de público al real, descansado ya de la noche de ayer, recuperadas las fuerzas con una comida en casa o en algún bar de barrio, y la Feria se va recomponiendo poco a poco, aunque nunca hasta llegar al ambientazo de la noche anterior. Parece que será un sábado de Feria más bien nocturno éste, la última madrugada ya de una fiesta que agoniza y que este año ha vuelto a recuperar este domingo final. Será el día en el que muchos padres optarán por llevar a sus niños a los cacharritos, ante la creencia (mañana comprobaremos si falsa o no) de que éstos son más baratos el último día.

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