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Feria de Sevilla 2022

En el mismo sitio y a la misma hora

La lluvia dejó estampas de gran belleza, como la de esta amazona con su impermeable.

La lluvia dejó estampas de gran belleza, como la de esta amazona con su impermeable. / Juan Carlos Vázquez

En el mismo sitio y a la misma hora. Como las sevillanas de Chiquetete, ese género que alguien con conocimiento de causa y de pausa ha introducido con mucha habilidad en los anuncios pre-Feria de Tussam y Lipasam. A la misma hora que el lunes, el martes de Feria se produjo un cambio en la paleta de colores del cielo, Murillo le cedía los pinceles a Valdés Leal (hoy es el cuarto centenario de su nacimiento) para que pintara el techo de la ciudad de oscuro postrimerías. A las seis y media de la tarde, igual que el día anterior, cuando empiezan los toros y empiezan a retirarse los caballos, de carne y hueso, no en hologramas como los circos posmodernos.

En la portada había una animación extraordinaria. Era como un desagravio con más de dos siglos de retraso. Los fusilamientos del 3 de mayo los pintó Goya para ilustrar la carga de los mamelucos de 1808 contra el pueblo de Madrid. En la portada sonaba la música de La Pilindros, una jota muy típica de las fiestas de Tafalla. La banda tiene un repertorio de un centenar de temas entre zarzuelas, jotas “y también sevillanas”, dice Mathieu Larrieu, su director. Se llaman Los Armagnacs y proceden de Eauze, una población francesa situada entre Toulouse y Burdeos. Todavía no había nacido este director cuando miembros de la banda vinieron por primera vez a la Feria de Sevilla en 1977. No había llegado Mitterrand al Eliseo.

En este real cuyo callejero está lleno de nombres de toreros, los músicos de Eauze tienen muy próxima la plaza de toros de Vic-Fezensac, inaugurada en 1931 y con capacidad para 7.000 personas. En 1947, el año de la muerte de Manolete, volvieron las corridas después de la Segunda Guerra Mundial. Su música va recorriendo toda la Feria. Cada esquina es un auditorio. La calle Pepe Hillo, con los laterales de las casetas de los Círculos del Mercantil y del Labradores, las dos cuadraturas de la Feria, es su lugar de entrada en la Feria. Causan expectación junto a la Caseta del Colegio de Farmacéuticos, tributo a Monsieur Homais, el boticario de Madame Bovary, la novela de Flaubert.

Un caballista y su pareja, vestida de flamenca. Ambos con catavinos en las manos. Un caballista y su pareja, vestida de flamenca. Ambos con catavinos en las manos.

Un caballista y su pareja, vestida de flamenca. Ambos con catavinos en las manos. / Juan Carlos Vázquez

Una artista muy singular entra por la portada. Es Teresa Lafita. ¿Una definición artística de la Feria? “El disparate más maravilloso”, aunque también le vale “la ficción más real”, que igual por eso le llaman real a la base de albero en la que como escribe Pilar Larrondo se convalidan varios caminos de Santiago. El azar y los encuentros fortuitos son alicientes insustituibles de la Feria. El azar que al paseante le permite encontrarse en la caseta de los Ingenieros Industriales con Juan Marín, vicepresidente de la Junta, y Marta Bosquet, presidenta del Parlamento andaluz. Dos destacados representantes de Ciudadanos, partido del siglo XXI en una fiesta que nació a mediados del XIX. En su primer año, 1847, un siglo antes de la cogida de Manolete y la visita de Evita Perón a España, Gustavo Adolfo Bécquer, que además de poeta fue periodista y como tal cronista de la Feria, tenía sólo once años. ¿Qué es la Feria? ¿Y tú me lo preguntas…?

Concentración de enfadados frente a la Caseta Municipal. Pancartas en la calle Pepe Luis Vázquez. Los furgones de la Policía Nacional están junto a la caseta La última carga. Las pancartas están justo delante de la caseta del Club de Tenis Betis. Hay todo tipo de carruajes, se podría hacer una estratificación social. Jamelgos, rocines, bellísimos cuadrúpedos, crines y castigo.

Paraguas e impermeables se hicieron imprescindibles en el real. Paraguas e impermeables se hicieron imprescindibles en el real.

Paraguas e impermeables se hicieron imprescindibles en el real. / Antonio Pizarro

Una reunión estupenda. La caseta se llama Los Reunidos. Plato de huevos rotos, que es como un Guernica pintado por Kandinsky. Se habla de literatura, de las memorias de Jacobo Cortines, de Celine, de Machado. Antonio Cano es cordobés de Priego. Cuando estudió Historia fue alumno de Manuel González Jiménez. Entre los reunidos está Finbar González O’Sullivan, el primogénito del medievalista de Carmona y su esposa, irlandesa de Cork. Recuerdo una entrevista a González Jiménez, irlandés consorte, cuando le dieron el premio Antonio Domínguez Ortiz de biografías por la que le dedicó a Fernando III. El titular decía que sin San Fernando Sevilla no tendría Semana Santa, Feria ni Rocío. Y la ciudad se lo agradece ninguneándole la festividad. Si Doña Berenguela levantara la cabeza.

La Feria es un ejercicio de coquetería colectiva. La ciudad, la que fue conquistada por Fernando III, quiere ahora conquistar al mundo entero. El real es el espacio de un cortejo interminable. Real y simbólico. Muchas parejas se enamoraron en la Feria. Enrique, sevillano, conoció aquí a Mari Carmen, alicantina de Elda. En su luna de miel salieron un día antes del Sudeste asiático azotado por el tsunami. Tienen dos niños maravillosos y viven en un país de las Mil y una Noches. El fotógrafo David Estrada se fue a trabajar a Colombia y allí conoció a su media naranja. Dos amigos sevillanos visitaron ese país y conocieron allí a las mitades de su destino. Las tres parejas han venido a la Feria de Abril. Pasear por ella es como leer Rayuela en los vericuetos de Macondo.

A la caseta Los Reunidos llega Maruja Vilches. Mucha gente habrá pensado en ella al evocar el fructífero mandato episcopal de Carlos Amigo Vallejo. Fue de las primeras mujeres nazarenas y es la única que ha sido hermana mayor de una cofradía. Concretamente en los Javieres. Pionera en las cofradías, como Victoria Kent o Clara Campoamor en la política, de la iglesia de la calle Feria a la Feria de Los Remedios que mañana dejará el Jueves a medio gas por esta coincidencia.

La bella indumentaria de una amazona en el paseo de caballos. La bella indumentaria de una amazona en el paseo de caballos.

La bella indumentaria de una amazona en el paseo de caballos. / Juan Carlos Vázquez

Paco Gallardo tiene muy adelantado uno de sus proyectos más queridos, en cuyo proceso se mezclan el placer con el dolor. Una antología de médicos escritores que planificó hace años con Ismael Yebra, un especialista en Cernuda que murió en el último aniversario de la muerte de Bécquer. La Feria es luz, es alegría, es felicidad y todo eso sería impensable sin el legado de aquellos que nos hicieron mejores. Recordarlos es nuestra misión porque es recordarnos a nosotros mismos.

Los músicos de la banda Les Armagnacs preguntan por casetas donde hacer un alto para el avituallamiento. Les indican un paseíllo de paralelas (Joselito el Gallo, Gitanillo de Triana, Juan Belmonte, tres muertes terribles, ninguna igual) hasta llegar a Pascual Márquez, el torero de Villamanrique de la Condesa cuyas exequias aparecen en la novela de Alfonso Grosso Florido Mayo. Allí están las casetas de distrito. Un rebujito con Armagnac. Aroma de los tres mosqueteros.

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