Las circunstancias personales -la enfermedad y posterior muerte de su compañera Dunia Ayaso- hicieron sentir a Félix Sabroso que había llegado "la hora de la verdad", que debía dar forma a una historia "largamente perseguida" en la que indagaba en sus "miedos y obsesiones". Tantas emociones se revolvían en su interior mientras escribía esas páginas, tan extenuante resultaba la experiencia de "sacar al monstruo de la caverna", que Sabroso tuvo que contratar a alguien para dictarle el guión. Afrontar esos fantasmas fue un proceso doloroso, pero en un plazo breve dio por terminado ese libreto. "No me gusta hablar de la energía creativa, porque parece algo casi religioso, pero aquello caminó rápido", relataba ayer el director, que estrenó en el SEFF, fuera de concurso, esta suerte de exorcismo con ecos de El ángel exterminador, un relato en el que un grupo de personajes que se reúnen en una casa alrededor de un director de cine (Javier Cámara) y que propone una compleja reflexión sobre la creación y la identidad. Candela Peña, Carmen Machi, Julián López, Secun de la Rosa, Jorge Monje y Pilar Castro [todos presentes ayer menos la última] encarnan en este filme sin género claro a unos hombres y mujeres que aceptan que, para sobrevivir, han de cargar con el personaje que les ha tocado.

"Los seres humanos somos una suma de caras diferentes. Para tu madre puedes ser encantador, para otra persona odioso. El camino de la vida es intentar encontrarte. Te llevas tres años levantando una película, y cuando te miras al espejo tienes que decirte que eres director, tienes que creértelo. A Dunia le faltaba fe en ese sentido, eso la asustaba", afirma Sabroso, que, tras comedias como Descongélate o El grito en el cielo ya había viajado a zonas más oscuras del corazón humano con la desoladora e injustamente incomprendida La isla interior. El director no teme que haya quien no termine de entender una propuesta que se decanta por la sugerencia y la ambigüedad. "Los espectadores están malcriados. Todo se da digerido hoy para que no tengamos que pensar. A quienes no la han entendido les diría que verbalizaran lo que han visto, y seguro que con ese ejercicio ya la comprenderán. Y a los futuros espectadores les diría que se van a encontrar una película muy entretenida, y en la que los actores están en estado de gracia... una expresión que Candela Peña odia".

Pese al carácter laberíntico y escurridizo del largometraje, El tiempo de los monstruos es la obra en la que Sabroso se expone con mayor y más descarnada honestidad. "Hago promociones desde hace diez años y nunca he visto a un director que sea tan claro. Félix hizo esta película desnudo, y sigue desnudo", opina Javier Cámara, que a pesar de trabajar por primera vez con Sabroso ha logrado con él "una intimidad que no tengo con amigos de hace 30 años". El protagonista de Vivir es fácil con los ojos cerrados y Truman asegura "haberse caído del caballo" al ver la cinta en el estreno del SEFF. "Es tan especial, tan misteriosa, tan llena de ideas. Entré en la película como si yo no la hubiese hecho", dijo. Una idea que suscribe Machi, para quien "el pensamiento que tienes tú sobre la película será muy distinto al que tenga el espectador de al lado".