HERE | FESTIVAL DE CINE DE SEVILLA

Él, ella y un cineasta

Un fotograma de la delicada y arrebatadora obra maestra de Bas Devos.

Un fotograma de la delicada y arrebatadora obra maestra de Bas Devos.

Había pocas esperanzas fundadas de encontrar alguna joya oculta en esta edición del SEFF, sin embargo, y casi sin previo aviso, ahí estaba en Las Nuevas olas Bas Devos para devolvernos la ilusión en el futuro de un cinematógrafo que, nos atrevemos a soñar, está destinado a pasar de las manos del genial Aki Kaurismäki a las de este cuarentón belga lleno de ideas y sensibilidad. Here, que así se llama su última cinta, es el regalo de un orfebre de la puesta en escena tentado a hacernos creer de nuevo en el valor del tiempo, del silencio y de la distancia justa entre dos cuerpos, también entre estos y la cámara, no solamente como valiosos elementos cinematográficos, sino también como expresión acabada de la necesidad de volver a mostrar el encuentro de un hombre y una mujer como la apertura a un sereno misterio. Devos se abre así a la frontera del sueño (hay que admirarle tras ver cómo filma poética y cuasi experimentalmente, apelando al trabajo de ella como botánica, las dos escenas en las que aún sin saberlo él ya ha empezado a anhelarla) a la par que ensancha el espacio y detiene el tiempo que comparten juntos sin dejar de ser nunca dos singularidades separadas en su sutil atracción.

Here no da nada por sentado, avanza como si cada plano en su sencillez, en su humildad, en su refulgente belleza, fuera único y contuviera la potencia completa de toda ella caminando con la determinación callada del destino hacia su prometedor final. Aunque sin su humor y su vieja e inmensa sabiduría, Here tiene algo de Kaurismäki, no sólo por la condición de trabajador inmigrante a la deriva del protagonista, por su estilizada puesta en escena o por su inquebrantable fe en que el amor de un hombre y una mujer tiene aún algo de milagroso, de salvador, sino por esa charla en un bar, iluminado por los neones de la calle, donde un inserto muestra el contacto entre dos manos, o ese otro en que la cámara se queda abajo tras agacharse el protagonista y nos oculta lo que sucede arriba en el instante más cercano e íntimo de estos dos seres que cumplen con creces todas aquellas promesas olvidadas.