Sergio Caballero fundó en 1994 junto a Enric Palau y Ricard Robles el festival Sónar y desde entonces, año tras año, se ha encargado de moldear la imagen de la cita de referencia en este país para los aficionados a la música electrónica y experimental. De formación autodidacta –"a mí me han echado de todas las escuelas", desliza, coqueto–, Caballero ha ido dando forma desde entonces a una obra en la porosa frontera del audiovisual y el videarte y que se balancea entre la vanguardia y la artesanía.

Realizado para el Sónar pero concebido también como obra con vida autónoma más allá de la función promocionales con pedigrí autorial, Je te tiens, su último cortometraje, se estrenó en la Quincena de Realizadores de Cannes y el lunes se presentó en el SEFF. La pieza reúne a Ángela Molina y Virginia Rousse, trabajadora del Sónar a la que Caballero invitó a participar por su parecido físico con la actriz, pues ambas hacen de madre e hija. 

"Es mi primer drama", cuenta el artista barcelonés que, aprovechando su visita a Sevilla, ha presentado también una versión del corto que elimina los diálogos de ambas –"la narrativa se convierte en otra cosa, pasa a ser casi una historia policiaca"– junto a otra pieza, Ancha es Castilla / N’importe quoi, que en 2014 fue también parte de la imagen del Sónar.

Ángela Molina y Virginia Rousse, en una imagen de 'Je te tiens'.

"Normalmente mi forma de trabajar parte de la música, que es de donde vengo yo. Creo una paleta de sonidos y esa misma paleta me va llevando a las imágenes", explica Caballero, que en Je te tiens entrega una especie de íntima road movie que juega con el extrañamiento y con un set piece artesanal de 6 por 2 metros, pista de scalextric y paisajes abstractos en maqueta incluidas, que generan una atmósfera turbadora e intrigante. "Los diálogos eran improvisados, no había guión, yo tan sólo yo les iba sugiriendo algunas cosas", explica el realizador sobre esta historia en la que madre e hija se cruzan reproches existenciales y en la que la muerte parece estar acechando al final del trayecto.

Otra imagen del último corto del realizador barcelonés.

En sus piezas anteriores, con un tono más lúdico y hasta "gamberro", Caballero había partido de la "belleza del absurdo", dice. Lo que no ha cambiado, afirma, es su confianza en la "intuición" propia como herramienta principal de su trabajo. "Lo más interesante del arte al fin y al cabo es buscar tu forma. A mí lo que me gusta es crear mundos posibles y sumergir al espectador en ellos, y la verdad es que la dramaturgia me interesa bien poco. Nos han enseñado que las películas tienen que tratar de algo y yo no creo que siempre tenga que ser así. Ahora, con tanta red social y tanta plataforma audiovisual, la gente se copia entre sí mogollón. Yo defiendo que esto no va de seguir tendencias, sino de trabajar con lo tuyo, con tu forma de ser y tus temas, y si lo haces así entonces a lo mejor ya te importará menos que haya gente mejor que tú. Porque la cosa no es ser mejor, sino ser auténtico".