Los juegos de antiguas generaciones

Antes de las nuevas tecnologías como Ipads, videoconsolas portátiles y teléfonos móviles con aplicaciones de juegos, los niños también se divertían con juegos que ya han quedado relegados casi al olvido. No se entendía la infancia sin estos juegos que ponían a prueba la coordinación, la habilidad o la puntería,y ya fuese con carreras, pelotas o utensilios como canicas, peonzas, estas formas de diversión de antes parece que no son practicadas por las nuevas generaciones.

Canicas. Todo niño que se preciase tenía una bolsita de cuero llena de canicas. Había muchas formas de jugar con ellas, pero el más clásico era poner un pequeño número de ellas en un círculo e intentar sacarlas golpeándolas con otras canicas lanzadas desde una línea cercana.

Comba. Nunca una cuerda dio más de sí que probando la habilidad y coordinación con juegos de salto y melodías pegadizas. Los practicantes de nivel más avanzado podían incluso saltar con dos combas a la vez sin ser tocados por ninguna de ellas mientras les rodeaban por encima y por debajo.

Peonza. Un clásico que a veces resurge de forma más o menos periódica. Este cono de madera y punta metálica ha captado la atención de los niños desde siempre, pues a su velocidad de giro se unía la posibilidad de hacerlo chocar con las peonzas de los rivales para ver cuál es más resistente.

Yo-yo. Otro clásico de siempre que ha veces vuelve con fuerza. Estos dos discos de plástico que giran vertiginosamente al proporcionarles energía potencial permitían desarrollar trucos de lo más atractivos para aquellos más iniciados en su manejo.

Escondite inglés. Aún se practica en algún patio de colegio. Un jugador se pone frente a la pared recitando la cantata del escondite inglés y contando hasta tres, mientras los demás avanzan hacia la pared tan rápido como pueden hasta que el primero para de contar y se da la vuelta para ver si alguno se mueve y, de ser así, quedar eliminado o pasar a ser el jugador elegido para contar.

Petanca. Aún sigue vigente en playas y plazas, pero es eminentemente practicado por las personas mayores. Se lanza una pequeña pelota primero, que será el objetivo o señuelo, y a continuación cada jugador, armado con dos pesadas bolas del mismo color, buscará acercarse lo más posible al señuelo, desplazando si es necesario las petancas de sus rivales.

Juego del pañuelo. Cada equipo y los jugadores recibían un número. El árbitro, quien dejaba colgando un pañuelo de su mano, iba diciendo números, y el jugador que tuviese dicho número debía conseguir atrapar el pañuelo antes que su rival, hasta que ganase el equipo que más veces lo hubiera cogido.