Pasarela

Cibeles, lo retro triunfa

  • La cuarta jornada de desfiles de Cibeles llenó la pasarela de lujo y glamour haciendo un guiño a la moda 'vintage'. Propuestas muy femeninas, en las que lo cotidiano se impuso a las piezas recargadas.

Cibeles Madrid Fashion Week va llegando a su fin. Hoy se celebran los últimos desfiles de cinco intensas jornadas en la que ha reinado la moda prêt-à-porter con una nota común, el minimalismo. Propuestas para el próximo otoño-invierno en las que la mujer prefiere prendas cómodas, pero sin renunciar a la elegancia y la feminidad. Una edición de la pasarela madrileña en la que las grandes y sofisticadas creaciones han dado paso a la ropa de calle, cotidiana y esencial en el fondo de armario de cualquier mujer, pero que tampoco se ha olvidado de los modelos para las grandes ocasiones y la noche.

Colecciones que, en su mayoría, han tenido como fuente de inspiración lo antiguo, la moda de los años 50 y 70. Un guiño a lo vintage, que se ha basado en patrones de líneas sencillas y geométricas, y que han jugado con la paleta de color más suave; aunque también han tenido en cuenta el siempre acertado negro, el rojo pasión, los verdes y el malva.

Si en la tercera jornada de la cita con la moda española destacó el aire retrofuturista de Davildelfín, en la cuarta brilló el lujo de las piezas de Alma Aguilar. La diseñadora convirtió la pasarela en un suntuoso hotel que llenó de lujo, glamour y estilo inspirado en la moda de los 70. Féminas que huyen de las estridencias, que optan por los tejidos vaporosos pero muy sencillos. De destacar fue su original colección de tocados y sombreros, entre los que destacaron las plumas, los lazos e incluso casquetes que cubrían el rostro de las maniquíes. Diseños de colores planos, que también tiraron de estampados propios de los años 30 y 40.

Además de la madrileña, en la jornada de pases de ayer, dedicada a los diseñadores consagrados, también desfilaron las mujeres de Andrés Sardá. La firma catalana, bajo el mando de Nuria Sardá, volvió a revolucionar el mundo de la lencería llenando la pasarela de luz y color. Sardá rindió homenaje a la cultura latinoamericana con su colección Sueños Latinos en la que la riqueza de tejidos fue la nota más llamativa; muselinas, tules, organzas y bordados fueron algunas de sus apuestas. Para la próxima temporada, la firma volvió a apostar por la mujer más sexy y misteriosa, que opta por los culottes, los camisones minúsculos y los ligueros. Las transparencias jugaron un papel protagonista en esta aplaudida colección.

Lo sobrio siguió siendo una de las tendencias más recurrentes en Cibeles. Miguel Palacio dio una buena muestra de ello. El diseñador, que acaba de fichar por la casa Hoss Intropia -que también tuvo presencia en el desfile-, subió a la pasarela diseños en la que la elegancia era su máxima. Vestidos de líneas rectas, que introdujo el fleco y las hombreras. Un auténtico y solemne espectáculo que puso un exquisito toque a base de paillettes.

Uno de los diseñadores imprescindibles, Adolfo Domínguez, cerraba la sesión de ayer con una colección invernal divertida, con notas fluorescentes.El diseñador gallego también se entregó a este espíritu retro que viene a marcar las nuevas tendencias en España. El hilo conductor de la colección fueron unas vistosas hormigas, inspiración de la hija de Adolfo Domínguez, Tiziana. La joven ha propuesto este estampado a telas y complementos.

Estos últimos vestidos de la noche, con largo a la rodilla o mini y varias capas de distintos tejidos, fueron la prenda clave de la colección junto con diversos modelos de chalecos y con pantalones rectos en la mayoría de los modelos.

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