Crónica de un dulce enlace
A las ocho de la tarde era la cita en la Iglesia de la Anunciación de Sevilla, donde se esperaba con impaciencia el enlace entre la sevillana Carmen Solís Tello, de 31 años y estudiante de Ingeniería Agrónoma, y el economista cordobés Agustín Aranda García, de 36. Ambos, unidos desde hace más de tres años -y padres de una niña, Carmen, de dos añitos-, quisieron así sellar ante Dios una unión bendecida previamente por las dos familias y a cuya fiesta no quisieron faltar buenos amigos, algunos de ellos, personajes muy populares. Así, entre los 520 invitados pudieron verse rostros como los de Paloma Segrelles, el nuevo alcalde de la capital hispalense, Juan Ignacio Zoido, los periodistas José María García, Antonio Burgos, Josemi Rodríguez de Siero y Enrique Miguel Rodríguez, los cantaores Pansequito y Aurora Vargas, Tomás Terry, Ana María Abascal -hermana de Nati Abascal-, el cirujano RamónVila o Juan Antonio Ruiz, Espartaco, y su ex mujer, Patricia Rato - con el pelo recogido y muy guapa de negro- (quienes, a pesar de no sentarse juntos, con posterioridad, en la cena, no dejaron de saludarse constituyendo todo un ejemplo de cómo afrontar una separación sentimental con educación y respeto).
Sin embargo, la presencia más celebrada fue la de la querida Cayetana de Alba -una de las testigos junto a hermanos, tíos, primos y cercanos como Marta Talegón- quien, del brazo de su pareja, Alfonso Díaz, acudió con un alegre modelo de Victorio y Lucchino muy risueña durante una tarde donde todo eran motivos para la felicidad. A pesar de que, según todos los rumores apuntan, la duquesa podría ser la próxima en firmar los papeles de su propio enlace, ella no quiso desmentir ni afirmar dichos comentarios aunque, eso sí, no tuvo inconveniente en posar junto al hombre que le ha devuelto la ilusión y, en parte, la salud perdida. Unas razones más que suficientes para que, su hija Eugenia Martínez de Irujo, también presente ayer, contemple con buenos ojos el que, a todas luces, parece un más que sólido amor.
Más allá, muy contento apareció el padre de la contrayente, Miguel Ángel Solís, marqués de la Motilla, y, sobre todo, Carmen Tello, madre de la protagonista de la jornada, que, superando la reciente pérdida de un hermano, se ha volcado con todas sus fuerzas a la hora de organizar todos y cada uno de los detalles del "día más importante" de la vida de su hija. "El mejor regalo creo que ha sido el cariño con el que me he implicado en esto. Carmen se ha dejado llevar y espero que todo salga como tenemos previsto", confesaba a este periódico Tello -que optó por una creación de Jesús del Pozo-. Generosa siempre con la prensa, la esposa de Curro Romero tuvo la gentileza de explicar, por ejemplo, cómo habían recibido presentes tan especiales como el de Pedro Halffter, compositor y director de orquesta que tocó el órgano en el interior del mismo templo donde, además, se escuchó la prodigiosa voz de la soprano Mariola Cantarero interpretando -otro obsequio, esta vez, de la artista-, el emocionante Ave María.
En cuanto al secreto mejor guardado, el traje nupcial, se trataba éste de una apuesta en blanco roto exclusiva también de V&L inspirada en Zurbarán y realizada en dupión de seda con manga tulipán, escote drapeado y cola abullonada. Un hermosísimo conjunto rematado con guantes y una mantilla del siglo XVIII recogida en la espalda con un gran broche de brillantes a juego con la diadema y los pendientes que, cedidos por el mencionado padrino, hicieron brillar a la novia con luz propia.
Así, una vez concluida la ceremonia, se pasó a la cercana casa palacio que el marqués de la Motilla posee en la calle Cuna -lugar donde residió gran parte de su infancia y juventud la recién casada-, para disfrutar allí de un catering servido por Rafael Juliá. Una cena en la que, aparte de los aperitivos, se degustaron como platos una ensalada de frutos tropicales con mariscos, solomillo con cebollitas francesas y helado. Eso sin olvidar la actuación posterior de figuras del espectáculo como José Manuel Soto, Rafa González Serna, el Nano de Jerez o Las Seventies, encargados de poner la nota musical para amenizar una fiesta que se prolongó hasta bien entrada la madrugada. Con una bella decoración floral, el señero edificio acogió de esta forma uno de los acontecimientos sociales andaluces más señalados de este 2011 gracias al que, a pesar de todo, quedó claro cómo son los sentimientos los que, al final, siguen propiciando que, el mundo, se mueva.
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