La madre del Rey Felipe cumplió ayer 79 años. Nadie lo diría, pues se ha convertido en una casi octogenaria que despliega una actividad y una energía envidiables. A pesar de estar algo así como jubilada, ejerciendo su papel como Reina Emérita, en segundo plano tras Don Felipe y Doña Letizia, su agenda sigue estando bien llena. Sin ir más lejos, hace solo unos días estaba en Bangkok representando a la Casa Real española en los funerales del rey Bhumibol de Tailandia. Y sigue sin parar. Madre de tres hijos, abuela tierna y cariñosa, Doña Sofía ha conseguido llegar a la edad de la plenitud y, además, en excelente forma. Se sabe que se cuida mucho, por dentro y por fuera, y no es lo único sorprendente de ella.
Mujer sensible y preocupada, la Reina Sofía sigue manteniendo sus compromisos con las mismas causas solidarias que cuando era Reina en funciones. Doña Sofía nació el 2 de noviembre de 1938 en el Palacio Real de Tatoi, siendo hija de los Reyes Pablo y Federica de Grecia. Está muy unida a sus dos hermanos menores, Constantino e Irene. Pero es con Irene con la que ha establecido un vínculo inquebrantable. Tanto que Irene, que es soltera, vive con ella, y a menudo se escapan juntas de viaje (Londres y Grecia, sobre todo) o discretamente pasan temporadas en el palacio de Marivent. Estudió Bellas Artes y Arqueología en Atenas, y es una gran aficionada a la música. Vegetariana, con algún pescado como excepción, practica deporte suave y camina a diario.
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