Pasarela

Silvia, reina y madre

  • Conciliadora y servicial, la soberana sueca es, como en la mayoría de los hogares, la que intenta poner 'orden' y paz en los conflictos de su gran familia

Por muy real, célebre y poderosa que sea una familia la madre siempre acaba siendo el centro tanto de lo bueno como de lo malo. En nuestra misma Familia Real, la española, tenemos un claro ejemplo en la figura de la reina Sofía, el nexo de unión de todos los miembros y principal apoyo de cada uno de ellos. Los royals suecos no se libran de estos problemas y preocupaciones, que se encarnan en la figura de la reina Silvia. Estamos en el mes de la boda del benjamín de la familia, el príncipe Carlos Felipe, con Sofía Hellqvist -que será el próximo día 13 en la capilla real de Estocolmo- y los problemas se le amontonan a la soberana, que con sonrisas intenta maquillarlos, a veces con pocos resultados.

La reina Silvia prepara con ilusión el enlace de su hijo pero no puede evitar verse afectada por la eterna polémica que la prensa mantiene viva y que pone en evidencia la enemistad de la princesa Magdalena con la futura nuera de los monarcas, Sofía. La hija mediana de los reyes y la que está a punto de convertirse en su cuñada no se entienden, y aunque los asesores han puesto mucho empeño en que sus diferencias no se noten, éstas son muy evidentes. La reina Silvia se ve en medio de esta tensa situación. Según la prensa escandinava, Magdalena, a punto de dar a luz a su segundo hijo, del que no ha revelado el sexo, pidió a su hermano que la ex stripper no acudiera a su boda al no aceptarla lo que llevó a los hermanos a tener un serio encontronazo. La monarca tuvo que interceder y todo volvió a la calma. No obstante, y a pesar del beso de las cuñadas el día de la lectura de amonestaciones a dos semanas de la boda real, la situación no termina de calmarse del todo. La ausencia de Magdalena en la despedida de soltera de Hellqvist y quién sabe si en el día de su enlace con su inminente maternidad como excusa siguen poniéndolas en el ojo del huracán.

Pero no es la única controversia contra la que lucha la esposa del rey Carlos Gustavo. Magdalena también es centro de sus preocupaciones por las informaciones que apuntan a que la crisis matrimonial que con su marido, el broker estadounidense Chris O'Neill, es una realidad. Lo último es que el multimillonario se muda a Londres por cuestiones de trabajo mientras que su esposa y su hija se quedan en Estocolmo, de momento; valorarán la posibilidad de mudarse a la capital británica cuando nazca el nuevo bebé. Hasta ahí todo bien, pero las constantes ausencias de O'Neill en los actos oficiales de la casa real sueca son una realidad y un motivo de debate en la prensa local.

Por último y por si fuera poco, la consorte ha ocupado estos últimos días páginas de las revistas de la prensa sensacionalista con motivo de sus constantes viajes a Brasil. Aunque los medios más conservadores dicen que estas idas y venidas se deben a que la reina tiene familia allí, el papel couché asegura que el motivo nada tiene que ver con ello. La revista del corazón Hant cuenta que la reina Silvia viaja constantemente al país sudafricano para someterse a retoques estéticos. La inminente boda real puede ser la causa de que estos tratamientos se hayan intensificado. Muchos frentes para la soberana escandinava, que trabaja duro en su papel de reina pero también en el de madre.

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