De una deuda con Rocío Jurado al estrellato: la historia de cómo comenzó Jesulín de Ubrique

El diestro ubriqueño se vio forzado de niño a decantarse por los toros por el dinero que debía su padre, Humberto Janeiro

Jesulín de Ubrique se derrumba al contemplar su pasado en ruinas

Muere Humberto Janeiro, padre de Jesulín de Ubrique

Jesulín sale a hombros de la puerta principal de la plaza de Soria en el año 2006 / EFE
Francisco Andrés Gallardo

09 de julio 2025 - 13:06

He ahí la hisotria de cómo el niño Jesús Janeiro Bazán se vio en los carteles taurinos como Jesulín de Ubrique, hace casi 40 años. Ahora tiene 51 y, mal que le pese a muchos puristas, tiene su nombre en la historia de la tauromaquia. Y también en la cultura popular española.

Hace dos domingos el programa Anatomía de... de La Sexta, con Mamen Mendizábal recordó cómo una deuda de su padre marcó el inicio de su carrera como torero, forzada, ya que se decantaba entre ser portero de la cantera del Ubrique Industrial o dar el paso de su vocación como diestro.

Jesulín nació el 9 de enero de 1974 en la localidad de Ubrique, entorno del que prácticamente no se movió hasta que siendo adolescente pasó a los ruedos. Su padre, Humberto Janeiro López, era gran aficionado a los toros y organizador de espectáculos, su madre, que se oreó por los platós televisivos, María del Carmen Bazán, era ama de casa para sacar adelante sus cuatro chiquillos.

Una lesión de rodilla de Jesús le decantó por animarse con la muleta y fue entonces cuando una deuda, cambió su camino. A finales de los 80, Humberto Janeiro, como empresario de festejos, organizó una gala estelar en la feria de Ubrique con un cartel formado por Bigote Arrocet, Gaby y Miliki, El Fary, Manolo Escobar y, como estrella principal, Rocío Jurado. Todo un elenco de campanillas para ese momento y para sorprender a los parroquianos. Pero los espectáculos previstos en la feria ubriqueña no tuvieron el éxito esperado.

Humberto se encontró con una deuda significativa que debía saldar de su bolsillo. Especialmente, la deuda era con el caché más alto, Rocío Jurado. La chipionera era comprensiva con Janeiro, pero era ella la que debía pagar a su equipo y ahí estribaba el problema, que no podía perdonarle dinero de esa deuda. La historia entra ya en la leyenda imaginada a raíz de lo que Jesulín contó en su momento en un programa, El camino a casa, a Albert Espinosa. El empresario se vio obligado a deshacerse de una finca familiar. Puso el cartel de "se vende" cuando Jesús, que tenía apenas 12 años reaccionó de manera firme: “Papá, no vendas el campo, que yo me hago torero”. Un momento de redención infantil que se convirtió en una primera huella para iniciar una andadura de varias décadas de éxitos, faenas y más de un momento controvertido.

Rocío Jurado en la presentación de un espectáculo en Sevilla en el año 1999

Jesulín de Ubrique se convirtió rápidamente en un novillero que esperaba el público. Al poco, con los ingresos como becerrista, la familia pudo saldar sus deudas y pagar a Rocío Jurado. A la cantante de Chipiona el propio Jesulín le mostró siempre todo su aprecio por esta anécdota, por su influencia involuntaria para convertirle en pocos años en estrella del toreo. A partir de 1991 se convirtió en un diestro que era seguido por cientos de aficionados allá donde fuera que se multiplicaron por diez y por veinte cuando además de convirtió en una estrella mediática, ídolo femenino, por su espontaneidad en los programas y entrevistas. Un lustro dorado en sus apariciones en la arena que se disolvió años después con su declive profesional y personal aunque en distintas etapas nunca dejó indiferente a la afición, ni a los espectadores ya también se hicieron famosos sus hermanos o sus parejas, Belén Esteban y su esposa María José Campanario.

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