"El dulce no engorda. Eso es mentira, el que engordas eres tú"
Jordi Roca. Chef y propietario de la heladería Rocambolesc
El menor de los hermanos Roca, que se define como "postrero", se ha criado en una familia de cocineros, aunque siempre ha reivindicado lo dulce.
"Lo último que comes es lo primero que recuerdas" es lo que afirma el maestro pastelero Jordi Roca que ha vivido toda su infancia y juventud rodeado de gastronomía. El restaurante de sus padres y luego el de sus hermanos, el Celler de Can Roca, nada menos que el mejor restaurante del mundo, es el pilar en la enseñanza y las dotes culinarias que ha adquirido este joven chef.
Pero Jordi tiene una especialidad, o como mínimo un amor: su devoción por los postres. Tal vez por eso se autodefine y prefiere llamarse "postrero", cuando habla para este periódico: "yo hago postres y no pasteles". El menor de los hermanos Roca se decantó por lo dulce y le sirvió para recibir el premio al Mejor Pastelero del Año en 2003. Atrás deja un largo recorrido que comenzó de camarero, pasando por la cocina y preparando platos salados, así como entrantes, pescados, carnes y los postres de todo tipo y diseños.
Fue el pastelero Damián Allshop quien le descubrió el secreto de este arte y con el que aprendió sintiéndose "muy a gusto". La voluntad de Jordi Roca de recuperar el tradicional menú de postres de El Celler de Can Roca se transformó en la heladería Rocambolesc, en Gerona. En ella ofrece helados de distintos sabores y diseños.
Pero si nosotros queremos hacer buenos postres, Jordi nos recomienda ponerle ilusión, porque cree que "es un oficio sacrificado por la gran cantidad de horas, hace falta ilusión y que encuentres tu espacio y libertad en la cocina".
Su reciente paso por el programa Masterchef ha sido una experiencia gratificante por los amigos que ha hecho y "que haya interés por este mundo es muy bueno para los cocineros". Eso sí, no se olvida de todos esos restaurantes donde la gente reconoce la labor de sus chefs más allá de la tele.
Para refrescar nuestro verano, Jordi nos prepara hoy una buena sangría fresca. Una parte de la sangría, con buen tinto, se combina con frutos rojos como mora, arándanos y frambuesas. Con esa mezcla hacemos una especie de infusión ligeramente hervida y la otra parte de la sangría se congela hasta el punto de obtener un granizado. Combinadas ambas partes, servimos encima del caldo un helado de vainilla o un yogur.
No hay de qué preocuparse porque "el dulce no engorda, eso es mentira, el que engorda eres tú". Así que podemos disfrutar de los postres y helados de Jordi siempre y cuando hagamos ejercicio. Entre sus postres favoritos está "la crema catalana" de su madre. Pero si nos pasamos por su heladería Rocambolesc podremos probar un fantástico helado de vainilla.
La relación con sus hermanos es muy buena: "estoy muy a gusto trabajando con ellos y sentimos que cada uno tiene su libertad y su papel, nos complementamos". Jordi no oculta su admiración por ellos: "sin duda, mi hermano Joan es el mejor cocinero del mundo". Y hace gala de su sentido del humor: "Lo más fácil del mundo es marcharse a dormir. Yo creo que no hay nada difícil en la cocina. La clave está en descubrir la manera de hacerlo muchas veces, echarle ganas y tener cabeza".
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