La nueva influencia de Íñigo Onieva sobre Tamara Falcó que lo cambia todo, "una vaga de libro"
El ironman que practica su marido le ha llevado a su esposa a estar "más sana"
Tamara Falcó descarta crisis con Iñigo Onieva: sigue buscando ser madre
La nueva rutina de Tamara Falcó que le acerca al resto de los mortales
Tamara Falcó, la marquesa de Griñón, vuelve a tener sus portadas en las revistas, como esta semana en Diez Minutos, sin ver amenazada su estabilidad conyugal, siempre en especulación por el comportamiento de Íñigo Onieva, su marido, ni por insistir en su fallida maternidad. Ha bajado de peso, se “siente más sana”, y encara una etapa para afrontar proyectos y, tal vez, convertise en madre de una vez por todas.
Garantizándose su aparición semanal de menciones en medios y redes con su colaboración los jueves en El Hormiguero, Tamara busca sentirse más tranquila con su entorno y que su esposo afronto una trayectoria profesional en la hostelería más firme. Entre sus atenciones preferentes, la gestión del Palacio El Rincón, herencia familiar que Tamara planea revitalizar en honor a su padre. Los viajes y fotos en redes además de permitir que la pareja disfrute a lo grandes son ingresos claves para abordar otras labores.
Tras el nacimiento de su sobrina, la pequeña de su hermana Ana Boyer, la marquesa también ha ofrecido todo su apoyo a su madre, Isabel Preysler en la promoción de sus memorias Mi verdadera historia.
Días atrás reapareció en el desfile de Pedro del Hierro durante la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid donde apareció con un vestido estampado que resaltaba su silueta, atrayendo flashes. Diez Minutos acentúa su atención en ese cambio físico. Tamara ha perdido más de cinco kilos, pero enfatiza que el verdadero logro es su salud en estos momentos, tras años de ciertas complicaciones. “Ahora estoy sana. He ganado músculo y me encuentro bien”, resume. Se autodefine como “una vaga de libro” y que ha dejado esa tendencia de no esforzarse en el gimnasio por la motivación de su marido quien con su afición al deporte extremo la ha impulsado a tener rutinas de ejercicios. “Íñigo llega de correr y me dice: ‘¿Tú no vas a bajar al gimnasio ni nada?’”, relata.
En dicha entrevista Falcó enumera su rutina: entrena cinco o seis días a la semana durante 45 minutos diarios, alternando repeticiones intensivas (HIIT) con cardio y pesas bajo la supervisión de un entrenador que varía los ejercicios para evitar el estancamiento.
“Es un sufrimiento, pero se nota”, admite la hija de Isabel Preysler en un pensamiento que compartiríamos todos. Estos hábitos con la influencia de su marido no solo han tonificado su cuerpo, sino que le han aportado energía para su ajetreada agenda.
El ejercicio se ha convertido en un aliciente para reforzar su relación. Tamara acompañó a su esposa a Italia para su primer ironman, prueba extrema que se celebraba en Bolonia, con casi 4 kilómetros a nado, 180 kilómetros en bicicleta y un maratón de carrera que Onieva completó en 11 horas y 30 minutos. En la meta, le dio un beso a su mujer y le entregó su medalla. Una actividad física que parece nutrir el alma del promotor de negocios y que afecta de forma muy positiva en el ánimo de su esposa. Esa escapada deportiva italiana incluyó una cena en el tres estrellas Osteria Francescana en Módena, compartida con su primo Álvaro Falcó y su esposa, Isabelle Junot.
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