Triple crimen de Dos Hermanas

"El Tapita" dice que abandonó la casa antes de los asesinatos

  • Pide la nulidad del registro, incluido “el macabro hallazgo de los cadáveres”

  • Nunca supo las “criminales intenciones” del Pollino y solo admite un año de cárcel

"El Tapita" en uno de los traslados a los Juzgados

"El Tapita" en uno de los traslados a los Juzgados / José Ángel García

La defensa del Tapita, el monitor de boxeo que se enfrenta a tres condenas de prisión permanente por el triple crimen de Dos Hermanas, asegura que solo inmovilizó al ciudadano turco secuestrado y que salió de la casa cuando vio que llegaban Sandra Capitán y su hija de 6 años, luego asesinadas.

Afirma también que llamó por teléfono a la madre de Sandra para informarle de donde estaba su hija secuestrada y pidiéndole que se lo comunicara a la Policía.

En su escrito de defensa, al que ha tenido acceso este periódico, David H.P. alias Tapita, sostiene que fue contratado por 3.000 euros para inmovilizar al  Turco, a quien el Clan del Pollino quería cobrar una “importante deuda”.

“En ningún momento tuvo noticia alguna de las criminales intenciones” que tenía la familia del Pollino, afirma. De hecho cuando él y su amigo José Antonio M.B., a quien había pedido ayuda para el trabajo, habían inmovilizado con unas bridas al Turco, se encontraron con “la tesitura” -así lo define su escrito de defensa- de ver que se acercaban a la vivienda la pareja del secuestrado, Sandra Capitán, y su hija. 

Entonces decidieron abandonar la casa y obligaron al padre del Pollino a que los devolviese a la misma rotonda de la barriada de Torreblanca donde los había recogido en coche unas horas antes.

Frente a la Fiscalía de Sevilla, que pide para este acusado tres condenas de prisión permanente y otros 18 años de cárcel por tres secuestros y tenencia ilícita de armas, su defensa solo reconoce el secuestro del turco Yilmaz Giraz y admite una condena de un año de cárcel con las atenuantes de haber colaborado con la Policía y de reparación del daño.

El 23 de septiembre de 2017 -siete días después del secuestro- cuando David H.P. se enteró de que se había denunciado la desaparición de las tres personas, llamó por teléfono a la madre de Sandra y le dijo que el Pollino era el secuestrador de su hija y nieta, le notificó el domicilio donde estaban  (“dando por hecho que estaban vivas pero retenidas”) y “alentó a la señora para que transmitiese esa información a la Policía”, según el escrito de su abogado.

Nulidad del registro en la “casa de los horrores”

La defensa de David H.P. alega la nulidad radical de la entrada y registro en la vivienda donde las  víctimas fueron asesinadas y enterradas en cal viva y cemento. Esa nulidad determinaría la anulación de “todo lo que provenga de la misma, incluido el macabro hallazgo de los cadáveres”.

Explica que cuando se llevó a cabo el registro ya estaban detenidos el Pollino, su padre y su esposa, por lo que el registro se tendría que haber llevado a cabo en presencia de alguno de ellos o de sus letrados y, en la hipótesis de que no estuviesen localizados, en presencia de dos testigos, lo que tampoco se hizo.

David H.P. mantiene que, mientras esperaba en la calle Cerro Blanco de Dos Hermanas se compró unas chucherías para pasar el rato y una botella de agua que luego dejó en la casa. La Policía encontró esa botella con sus huellas dactilares en la fosa de las víctimas.

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