Jurado popular

El acusado de matar a un hombre durante una reyerta en Écija asegura que temió por la vida de su padre y su abuelo

  • El abuelo, de 70 años entonces y con cierta reducción de movilidad, y el padre niegan que sujetarn y apuñalaran a una de las víctimas que sufrió lesiones por navajazos en la espalda

  • Los acussados inisiten en que 'los Rasca' fueron hasta su finca "armados hasta los dientes"

El padre y los dos hijos acusados de participar en una reyerta en Écija donde murió una persona

El padre y los dos hijos acusados de participar en una reyerta en Écija donde murió una persona / José Ängel García

El juicio con jurado sobre la reyerta en una finca de Écija en octubre de 2018 donde falleció una persona y resultaron heridas otras seis ha continuado con las declaraciones de los cuatro acusados. Abuelo, padre y nietos han coinicidido en afirmar que las víctimas empujaron la cancela de la finca donde estaban los acusados "armados y preparados para la guerra". Según indicaron, primero entraron los cuatro hermanos de este clan de Los Rasca, e inmediatamente detrás, muchos más, hasta llegar "a 15 o 20 personas" que comenzaron a golpear al abuelo y al padre. Los acusados no han respondido a las preguntas del letrado que representa a las víctimas y que ejerce la acusación particular.

Esta situación es lo que llevó a Jesús R. M., que se enfrenta a 18 años de cárcel por el asesinato de Manuel R., 14 años y medio por cinco delitos de lesiones y un año por tenencia ilícita de armas, a coger una escopeta que tenía en la azotea y efectuar tres disparos. "El primero fue al aire y en los otros dos, ya estaba con mucho miedo porque veía a mi padre y abuelo que le estaban dando una paliza en el suelo.  Uno de ellos tenía un revólver y los demás les decían que dispararan 'al grande o al chico'". El padre aseguró durante su declaración que desde el suelo vio como apuntaba a su hijo y le empujó "por lo que se desvió el disparo"

Jesús R. M, declaró ante el tribunal que se apoyó la escopeta en la cadera, "buscó un hueco" y disparó "una o dos veces más". A pesar de que el fiscal le preguntó por todo lo que había alrededor, pero él "sólo veía que su abuelo estaba tirado en el suelo y le pegaban por todos lados". Asimismo, reconoció que no supo que los disparos habían matado a una persona hasta que se lo comunicó la policía cuando ya estaba detenido. "No vi ningún cuerpo con sangre como en las películas", añadió.

Del mismo modo, negó que golpeara con el cañón de la escopeta recién detonada a R. R., otra de las víctimas e insistió en que llegó a temer por la vida de su padre y su abuelo, con quien está especialmente unido.

Esta misma situación es la que llevó al hermano, también acusado, a coger una pistola detonadora que tenía guardado en el corral donde tiene los gallos, según su declaración.  José Manuel R. M. reconoció que la disparó una o dos veces con la idea de que las personas que entraron en la finca, se asustaran y se fueran. "Ojalá se hubieran ido, porque entonces no estaríamos aqui", se lamentó.

A preguntas sobre la procedencia de esa escopeta, el acusado explicó que la encontró unos seis años antes en una zona de Écija, la arregló y la guardó "porque en esa zona hay muchos robos en el campo".

La versión de los acusados

Del relato de los acusados ante el trribunal, se desprende que la disputa comenzó a media mañana en la finca donde ocurrieron los hechos. Según José Manuel R. M. , la familia de la víctima le citó "porque pensaban que les había quitado un cliente en la venta de tabaco". Ellos le citaron más tarde en Córdoba, donde se presentó junto con su padre José Manuel R. M., también acusado. "Allí, nos peleamos con ellos y pegaron a mi padre, nos volvimos a Écija". Explicó además que un miembro de la familia, que tenía relación con su pareja, la llamó para avisarle que se fuera de la finca con su hijo "porque iban a matar a su marido"

Al poco tiempo de regresar a su casa, y según su testimonio, los cuatro hermanos de la familia Reyes se presentaron en la finca y empujaron la cancela hasta que rompieron el cerrojo y cerraron. "Mi abuelo fue al encuentro para pedirle que se fueran, pero le quitaron la muleta y comenzaron a golpearle. Mi padre salió en su ayuda y otro grupo se fue hacia él para golpearle".

El abuelo, que tiene 72 años, movilidad reducida, y se enfrenta a 14 años de prisión por asesinato en grado de tentativa, explicó que él no vio nada porque desde el primer momento le tiraron al suelo y comenzaron a golpearlo. Asimismo, negó ser quien sostenía las piernas de Rogelio R. mientras el padre le apuñalaba. Este punto fue también negado por el padre.

De hecho, a preguntas de su abogado explicó que, mientras estaba en el calabozo tuvieron que acudir los servicios médicos hasta que lo llevaron al hospital para poder curarle las lesiones que presentaba como consecuencia de los golpes recibidos.

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