Caso de los ERE

El camello del 'chófer de la coca': "Me pagaba con billetes de 500 euros y me ofreció ir a comprar droga a Sudamérica"

Juan Francisco Trujillo, el lunes tras la primera sesión del juicio en la Audiencia de Sevilla.

Juan Francisco Trujillo, el lunes tras la primera sesión del juicio en la Audiencia de Sevilla. / María José López (Europa Press)

La segunda sesión del juicio de los ERE relativo a las ayudas que recibió Juan Francisco Trujillo, el chófer del ex director general de Trabajo Francisco Javier Guerrero, ha tenido como protagonista indiscutible a un vecino de Cazalla de la Sierra al que el alto cargo colocó en Vitalia, la empresa que gestionaba las prejubilaciones en empresas favorecidas por la Junta de Andalucía. El testigo ha reconocido que no entendía "nada de nada" de lo que hacía esa sociedad y que su misión, básicamente, consistió en suministrar droga al principal acusado en esta pieza separada de la macrocausa. De hecho, ante la Sección Primera de la Audiencia de Sevilla ha detallado que Trujillo le pagaba "en billetes de 500 euros" y que una vez incluso le propuso que fuese a comprar material "a Sudamérica".

"Yo era adicto a la cocaína, en alguna ocasión la había consumido con Guerrero y él me metió en Vitalia. Yo no tenía ni idea de qué era ese grupo, yo era cocinero", ha empezado diciendo G.M.P., que estuvo "un año y pico" en la empresa y conocía al director general "desde pequeñito" porque uno era de El Pedroso y otro, de Cazalla. Y fue en ese contexto cuando recibió una llamada de Trujillo, "de parte de Guerrero", para preguntarle "dónde podía comprar cocaína".

"Una vez me dijo que si podía llevarle diez gramos a una fiesta en el hotel Alfonso XIII, pero yo no tenía dinero para tanta droga. Recuerdo perfectamente las tres veces que le llevé droga", ha asegurado el testigo, que parecía dispuesto a desgranar una a una todas esas ocasiones. Sin embargo, no ha llegado a ser cuestionado por ello. En todo caso, sí ha aclarado que quien se lo solicitaba era Trujillo, no su jefe. "Guerrero nunca me dijo 'compra'. Que tú, como drogadicto, veas que él ha tomado... yo ahí no juzgo", ha indicado.

El testigo también ha revelado que el chófer del alto cargo "pagaba en billetes de 500 euros" y que en una ocasión fue más allá: "Me ofreció dinero hasta para ir a comprar droga a Sudamérica", ha asegurado. No llegó a hacer ese viaje, por cierto.

En cuanto a sus tareas en Vitalia, el testigo tampoco se ha andado con rodeos. "Yo allí hacía el tonto, yo no tenía ni idea del trabajo ese. Algo raro había, porque no era normal meter a un tío que no entendía nada de nada de nada de nada de aquello", ha respondido. "Tonto no soy, yo veía que ahí metía Guerrero a gente de los ERE", ha añadido.

"Guerrero rellenaba dos folios y se arreglaba el pago"

También ha comparecido este miércoles ante el tribunal de la Sección Primera el policía que registró el domicilio de Trujillo en Andújar (Jaén) durante la investigación del caso ERE. Fue el 15 de diciembre de 2011. Lo primero que llamó la atención del agente es que cuando le abrió la puerta, "este señor apagó un portátil que tenía encima de una mesa". Luego fue intervenido, junto con otros dos ordenadores y distintos soportes informáticos, aunque no ha dado más detalles de su contenido.

Lo más relevante desde la perspectiva de la macrocausa, en todo caso, es que Trujillo fue directo al grano cuando le informaron de que buscaban la documentación relacionada con las ayudas de 900.000 euros que le había concedido la Dirección General de Trabajo para dos empresas a su nombre. "Este señor dijo que no funcionaba así, que Guerrero rellenaba dos folios y ya está. Y de golpe y porrazo dijo que estaba dispuesto a contarlo todo", ha narrado el policía, que ha declarado por videoconferencia desde Jaén.

Su investigación no se extendió mucho más, ya que el caso fue asumido por el Juzgado de Instrucción número 6 de Sevilla, en manos entonces de Mercedes Alaya, y la magistrada lo instó a cesar en sus diligencias. En todo caso, el testigo ha insistido en que el chófer del alto cargo les reiteró "que Guerrero era su jefe y que no había expediente, que rellenaban uno o dos folios y así se arreglaba el pago".

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