Castilblanco de los Arroyos

“Ley del silencio” en un juicio por gallos de pelea

  • Salen absueltos los 12 acusados de un robo de gallos de pelea, secuestro, lesiones y maltrato animal

  • Comparecieron 17 personas que no recordaban nada o se acogieron a su derecho a no declarar

Imagen de un reñidero de gallos

Imagen de un reñidero de gallos

Era un juicio que se anunciaba tenso por el robo de gallos de pelea pero al final no se convirtió en un reñidero ni “se montó el pollo”. Había cuatro acusados de robar 14 valiosos gallos de pelea y otras ocho personas imputadas por secuestrar y lesionar a los ladrones para que los devolvieran, pero todos se acogieron a su derecho a no declarar y la sentencia ha sido, necesariamente, absolutoria.

Ocurrió el 29 de marzo de 2018 en Castilblanco de los Arroyos, cuando Alberto G. e Isaac F. denunciaron haber sido secuestrados y golpeados por Juan José M. y otras siete personas, que les exigían la devolución de 14 gallos de pelea y dos gallinas criadoras que les habían robado cinco días antes de una finca.

Los animales estaban valorados en 9.275 euros y muchos de ellos fueron devueltos con unos daños que “los hacían inservibles” para peleas, al parecer tras haber sido usados en reñideros clandestinos. 

Los supuestos secuestradores fueron ocho y los autores del robo cuatro, por lo que llegaron a juicio 12 acusados de presuntos delitos de robo con fuerza, detención ilegal, amenazas, lesiones y maltrato animal.

La Fiscalía había pedido en principio penas elevadas de hasta cuatro años y tres meses de prisión, una indemnización de 1.260 euros para el principal agredido por las lesiones y el daño moral y condenas de seis meses de multa por delitos de maltrato animal.

Pero la Sección Cuarta de la Audiencia, en una sentencia a la que tuvo acceso este periódico, los absuelve a todos por falta de pruebas ya que la totalidad se acogieron a su derecho a no declarar, dada su condición de co-denunciados, y lo mismo hicieron los padres de uno de ellos debido a su parentesco.

Otros tres testigos que estaban en la gasolinera donde ocurrió el secuestro “no arrojaron luz sobre la participación en los hechos enjuiciados de los acusados, pues básicamente dijeron que solo vieron un revuelo de personas pero sin poder determinar la conducta llevada cabo por cada una”.

En consecuencia, “no ha quedado debidamente acreditado quién fue el autor de las lesiones sufridas por Alberto G. ni quienes pudieron ser los responsables de las lesiones que presentaban los animales sustraídos y que posteriormente fueron recuperados”, indica la sentencia.

Según informó en su día la Guardia Civil, los gallos recuperados presentaban mala alimentación y amputaciones, heridas por todo el cuerpo, pérdida de ojos y rotura de picos, por lo que se sospechaba que se habían utilizados en peleas  clandestinas. 

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