Abusos a menores

Condenado por abusar de una niña que lo veía como “el padre que nunca tuvo”

  • Abusó de la hija de su compañera entre los 11 y 16 años

  • La forzó cuando la familia asistía al entierro del padre del acusado

El juicio tuvo lugar en la Sección Primera de la Audiencia provincial

El juicio tuvo lugar en la Sección Primera de la Audiencia provincial

La Audiencia de Sevilla ha condenado a once años de cárcel y el pago de una indemnización de 18.000 euros a  un hombre que abusó de la hija de su compañera sentimental entre los 11 y los 16 años, para lo que se aprovechaba de que la niña lo veía como “el padre que nunca había tenido”. Los abusos llegaron a producirse cuando toda la familia viajó a otra ciudad para asistir al entierro del padre del acusado y se alojaron en la vivienda de su madre.

Según la sentencia de la Sección Primera de la Audiencia, facilitada a este periódico por el gabinete de prensa del TSJA, el acusado J.J.M.C., de 50 años, inició en 2011 una relación de pareja estable con M.L.R.C., que tenía una hija de 11 años.

Aprovechando la edad de la niña y la ascendencia que tenía sobre ella como pareja de su madre, el acusado la sometió en múltiples ocasiones a tocamientos y actos lúbricos y la instaba a que le hiciese una felación. Todo ello se prolongó hasta que, cuando la niña tenía 16 años, se produjo una crisis de pareja y la madre “fue sacando poco a poco a su hija” lo que había sucedido hasta que la llevo al ginecólogo.

Relata la sentencia que cuando la víctima tenía 12 años y vivían en el campo, el acusado se hacía acompañar por ella cuando sacaba a pasear al campo al perro y allí aprovechaba para cometer los ahusos.

Incluso cuando toda la familia se desplazó fuera de Sevilla para asistir al funeral por el fallecimiento del padre del acusado y se quedaron unos días en casa de la madre, el condenado llevó a la menor -que entonces tenía 15 años- al campo y volvió a forzarla para que le hiciese una felación. Luego  la tumbó en el suelo boca arriba e intentó penetrarla.

“Dejó a la menor indefensa ante quien debía protegerla”

La sentencia reprocha que de los testimonios de la mujer y de su hija se deduce con nitidez el gran cariño que la niña tenía hacia el acusado, a quien veía como “el padre que no había tenido nunca” ya que asumía su cuidado y protección  en plena adolescencia y la llevaba al colegio.

La madre llegó a describir esa conducta como un “amor de padre” hasta el punto de que el acusado controlaba las salidas de la menor y la regañaba si iba de bares. 

Dicen los jueces que “no albergan duda de que el acusado ejercía una función de guarda y protección comparable a la del padre” y que “rentabilizó esta circunstancia para ejecutar los hechos con mayor facilidad”, dejando a la menor “indefensa frente a quien debía protegerla”.

El condenado alegó que la denuncia obedecía a una represalia por haberse negado a destinar a la compra de una casa el dinero percibido por la herencia de su padre y afirmó en el juicio que su ex “solo lo hacía por sacarle el dinero”. 

Pero la sentencia se basa en la “declaración creíble” de la víctima, “sin contradicciones relevantes entre lo que dijo a la policía judicial y en el juzgado”.

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