La Caja Negra

La brigada anti-cachivaches en plena acción en el centro de Sevilla

La Policía Local inspecciona un establecimiento de la Plaza del Salvador en su unión con Cuna.

La Policía Local inspecciona un establecimiento de la Plaza del Salvador en su unión con Cuna. / M. G. (Sevilla)

En tiempos había una brigada político-social que provocaba verdaderos miedos si sus agentes tocaban el timbre de casa. Los tiempos por fortuna (y ducados) han cambiado. Siempre evolucionan. Un día echas la vista atrás y recuerdas problemas de la ciudad que eran auténticas obsesiones, barrilas, con sus pelmazos todos los días de denuncia en denuncia, pero que de pronto, ¡zas!, desaparecieron en silencio, poco a poco,  la derecha alante y la izquierda atrás, y se acabaron. Hoy tenemos perfectamente detectados los problemas que sufrimos en la vía pública, esa misma que es de todos, de todos menos de los sufridos peatones. Hoy funciona la brigada anti-cachivaches. Ahí los tienen en la fotografía dejando limpio uno de los negocios de la Plaza del Salvador, el que ocupa la antigua, elegante y añorada perfumería inglesa de la Casa de los Esencias, pero en vez de fragancia vende bocadillos y otros empapantes para el público bebedor de la plaza. ¿Por qué a un negocio de alta categoría no le sigue otro de las mismas características? Porque quizás en Sevilla. No hay público para ciertos comercios refinados, aunque nos la demos de una ciudad...¡de categoría y señorío! Tururú. No somos capaces ya de mantener ni un Hard Rock Café. Somos una ciudad aficionada a los pendulazos. Muy españoles en eso. Al menos hay excepciones como la del negocio de Ramón López de Tejada que abrirá en el local del antiguo Becerra. Las partes han alcanzado un acuerdo que evita una nueva franquicia en un lugar cotizado, como se evitó en su día con la apertura de un Robles en el Laredo. 

Están muy bien los serenos del alcalde Sanz. Pero mejor está la brigada anti-cachivaches que limpia, fija y da esplendor a rincones de la ciudad afeados, chabolizados y dejados de la mano de Dios. El centro de Sevilla no puede ni debe ser un trastero. Es una responsabilidad de todos. La brigada tampoco puede estar todos los días encima de ciertos negocios, donde muchas veces se prefiere pagar la multa para acto seguido volver a colocar mesas, sillas, pizarras abatibles, vitrinas, estufas, etcétera

Al menos podemos decir que vimos un día a la brigada anti-cachivaches en plena intervención. Como aquel grupo policial Giralda que protegía a los turistas del centro, o los agentes de la Línea Verde, que existir existen como los reyes magos. Distintos son los inspectores de Urbanismo en horario de tarde. Para creen en ellos hay que tener mucha fe. Cada tiempo tiene su brigada, cada día tiene su afán. Hoy no se ven cigarreras por la calle San Fernando ni tironeros por el barrio de Santa Cruz. Pero se ven calles de primera categoría literalmente invadidas por un tsunami de chirimbolos y por la marea embravecida del feísmo. 

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