La Caja Negra

El cobrador del... Sanz

El cobrador del... Sanz

El cobrador del... Sanz / Rosell (Sevilla)

El buen humor es el lubricante de la vida cotidiana. O eso dicen. La semana ha sido tensa para el alcalde de Sevilla tras el fiasco de anunciar el cobro de la visita turística en la Plaza de España, una medida para la que sencillamente no tenía ni tiene competencias. Se le han echado encima hasta articulistas de Madrid que no son precisamente de la línea de los enlaces sindicales de los astilleros. Habrá que bajar el balón, que se dice en el argot futbolístico. Puestos a cobrar, en Sevilla hay ahora mismo sitios y lugares a los que se les puede sacar cierta rentabilidad, sobre todo si la Junta sigue empeñada en no implantar la tasa turística. Si el alcalde quiere sacar una perras para mantener los monumentos, si no tiene suficiente con la millonada que deja el Alcázar –donde los empleados son insuficientes para la carga de trabajo que tienen– podemos ofrecer una lista en clave de humor de lugares donde sacar unos euros sin que se enfaden los barandas socialistas.

1. El andén. Se valla durante toda la Semana Santa. Se cobran diez euros por cada cangrejero que vaya delante de los pasos. Si no se paga la tasa del andén, el cangrejero deberá salirse de inmediato, recorrer la Plaza Nueva y reincorporarse al cortejo por Tetuán. Así se reduce la masa de gente que camina dando la brasa y hasta de las andas, porque en el último vía crucis general fue escandalosa la cantidad de “aficionados” que se instalaron tras el cuerpo de acólitos.

2. La Feria. ¡Cómo no! Todo gobernante con voracidad recaudatoria debe ver un filón en la gran fiesta laica de la ciudad. Se propone una tasa de 30 euros a los turistas que quieran acceder al real con derecho a jarra de rebujito en la caseta municipal, uso del fotocol en la zona noble y regalo de un pin de la portada hasta agotar existencias. Por cinco euros más, el delegado de Fiestas Mayores pondrá el pin en la solapa de la chaqueta del visitante. Todos al servicio de la causa. Los turistas chinos que ya conozcan a Oche Lui Chan tras su periplo asiático del pasado verano tendrán trato especial por acudir a Sevilla después del esfuerzo del equipo de gobierno por desplazarse hasta Pekín. En la municipal no se podrá estar más de media hora. Para estancias más largas está la caseta de turistas con menú de entrecot con patatas panaderas y postre de contesa con chocolate en mesas de uso controlado por reloj.

3. Cuchipandas en Santa Clara. Tasa de 50 euros para el turista que quiera organizar alguna celebración en el BIC del monasterio de Santa Clara, también conocido como espacio en el argot progresista. Se ofrece el menú Setas de Sevilla de 15 platos y barra libre como única opción. El pago de la tasa da derecho al acceso gratis para dos personas a las susodichas de la Encarnación.

4. El Parque de las Palomas. Tasa de cinco euros al turista que quiera acceder a la Plaza de América, lugar de interés preferente para evocar la Sevilla del 29. El pago incluye un paquete de arbejones. El Ayuntamiento queda eximido de pagar la limpieza de las prendas ensuciadas por los excrementos de las aves. Se hace constar en el reverso del ticket.

5. Puente de Triana. Una tasa de 15 euros para la ida y vuelta por la pasarela de Isabel II en un carril preferente por donde no habrá sevillanos. El pago incluye el derecho a realizar un selfie con la Torre Pelli de fondo y a colocar un candadito del amor eterno que será respetado durante al menos dos días.

6. Avenida de la Constitución. Tasa de 20 euros. Un tour con salida desde la Puerta de Jerez y llegada a la Plaza Nueva por un carril libre del tranvía, veladores, ciclistas y pizarras de bares. Incluye degustación de turrón o garrapiñada, todo muy sevillano (tururú), espectáculos músico- callejeros, un cd del Charro de Triana y una botella de agua de tamaño pequeño. La tasa subirá a 30 euros en cuanto el alcalde Sanz ponga la sombra prometida.

7. Blanco Cerrillo. Tasa de un euro el minuto para oler (esnifar) el olor a adobo de esta popular taberna de la calle José de Velilla. Se trata de una experiencia intensa, destinada al disfrute de los sentidos, como las que venden los operadores turísticos en países con bellos paisajes de alta montaña o con grandes fiestas populares. Esta tasa está pendiente de negociación con la propiedad para que no ocurra como con la Plaza de España.

8. El Rinconcillo. Una tasa de 20 euros generará el derecho a un fast pass, como los que se ofrecen en Isla Mágica para evitar las colas de espera para montarse en esas atracciones donde usted promete no subirse más si es que alguna vez se ha subido. ¿Hay cola de guiris tiesos en la acera estrecha del Rinconcillo desde dos horas antes de la subida de la reja? ¡No pasa nada! El turista avezado habrá gestionado antes su fast pass en la web municipal y entrará directamente por la puerta debidamente anunciada como Priority Pass. Llegará el guiri adinerado con la tasa pagada y tendrá ya un coronel de tinto servido en el mostrador. Esta tasa también estaría pendiente de negociación, claro está.

9. Puente de la Inmaculada. Tasa especial de 30 euros al ser días de alta afluencia en el centro histórico. Permite pasar por calles repentinamente aforadas por la Policía Local en caso de bullas generadas por la “gran traca”, que es la simpática definición episcopal de la macro-procesión que rematará el congreso internacional de hermandades. Incluye un cd con la actuación del pinchadiscos del año pasado, que fue muy apropiado para la fiesta de la Purísima y la inauguración del alumbrado de las fiestas de Navidad. Por las que hilan.

10. Tasa Premium Peregil. Para captar el turismo de alto nivel se establece una tasa única de 60 euros que da derecho a colocar el codo durante una hora en la barra de la taberna de Álvaro Peregil, la más popular de toda la calle Mateos Gago. El Ayuntamiento solo expenderá tres pases premium al día por razones obvias de espacio. Incluye degustación de vino de naranja y al menos un acceso al urinario para que el visitante –mientras no puede girar sobre sí mismo para echar el pestillo– pueda leer un clásico de la cartelería de la hostelería hispalense: “No correr por los pasillos”. Esta tasa se ofrecerá a los huéspedes del Alfonso XIII previo acuerdo con Peregil y Carlo Suffredini.