Dos grandes nombres de la literatura cordobesa del último medio siglo, Pablo García Baena y Miguel Romero Esteo, se convirtieron en protagonistas literarios de 2008 al ver reconocidas sus trayectorias con relevantes premios. El Reina Sofía de Poesía, en el caso de García Baena, y el Nacional de Literatura Dramática y el Luis de Góngora, en el de Romero Esteo, suponen un estímulo para la profundización en el conocimiento de sus respectivas obras.

El 7 de mayo, Pablo García Baena conquistó, a sus 84 años, el XVII Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericama, dotado con 42.100 euros y convocado conjuntamente por Patrimonio Nacional y la Universidad de Salamanca. El jurado reconoció así una trayectoria marcada por la coherencia y el compromiso con la palabra y en la que se insertan libros como Antiguo muchacho, Junio, Fieles guirnaldas fugitivas y Los Campos Elíseos. El 19 de noviembre, el poeta cordobés, miembro fundador del grupo Cántico junto a Ricardo Molina, Ginés Liébana y Mario López, entre otros, y premio Príncipe de Asturias de las Letras en 1984, recogió el galardón en Madrid, en un acto en el que afirmó que "la poesía no se entiende sin la vida: hay que vivir y luego, sólo luego, escribir". García Baena, que fue definido por Yago Pico de Coaña, presidente de Patrimonio Nacional, como "poeta mago que transmuta en oro todo cuanto toca", articuló su discurso de agradecimiento en torno a la figura de Luis de Góngora, uno de sus poetas de referencia.

A Góngora estuvo también vinculado el nombre de Miguel Romero Esteo, que ganó el máximo reconocimiento de las letras andaluzas, otorgado por la Junta de Andalucía. El premio Luis de Góngora le fue concedido al montoreño un día después de que el Ministerio de Cultura fallara en su favor el Premio Nacional de Literatura Dramática por la obra Pontifical. En el plazo de 24 horas, Romero, residente en Málaga y cuyas obras fueron prohibidas por el franquismo, vio reconocida una labor que durante muchas décadas ha sufrido el olvido y el silencio. El presidente del jurado del premio Góngora fue, precisamente, García Baena, que justificó el fallo aludiendo al conjunto de una obra en la que Romero "ha construido un universo y un lenguaje personal". El autor de Pontifical, Paraphernalia de la olla podrida, la misericordia y la mucha consolación y El vodevil de la pálida, pálida, pálida, pálida rosa "es reconocido a nivel internacional como uno de los renovadores del teatro occidental del siglo XX, con obras fundamentales en la dramaturgia heredera de la vanguardia", añadió el poeta.

Pontifical, el libro que mereció el Nacional de Literatura Dramática, es un texto antisistema escrito hace más de cuatro décadas y que en 2007 fue rescatado por la editorial Fundamentos, que ha acometido la recuperación de la obra dramática completa de un autor que se define como "un anciano jubilado y pensionista que vive prácticamente fuera de este mundo" y que afirma que "España sigue arrastrando un considerable lastre de primitivismo".