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Aires y luces de España

  • El rescate en Naxos de la figura de Eduardo Grau coincide con un álbum genuinamente español de Francisco Fullana y Alba Ventura

La orquesta de cámara Anima Musicae

La orquesta de cámara Anima Musicae / Andrea Felvégi

Eduardo Federico Guillermo Grau nació en Barcelona en 1919, pero cuando contaba ocho años de edad su familia se trasladó a Buenos Aires y allí se formó musicalmente, entre otros con dos ilustres exiliados españoles, Jaime Pahissa y Manuel de Falla. El gaditano lo elogió más de una vez y al parecer le aconsejó: “Deje que el aire pase por la música”. No sabemos cómo interpretó Grau el consejo, pero en su música fluyen el aire neoclásico y las referencias a su perdida patria española.

Grau, que destacó como profesor e investigador y fue también un significado poeta, vivió buena parte de su vida en Mendoza, pero acabó en la región de Buenos Aires, donde falleció en 2006, dejando una obra musical amplísima. El archivo del Instituto de Investigación Musicológica Carlos Vega de la Universidad Católica de Argentina, que conserva gran parte de su producción, atesora 68 obras orquestales, 141 camerísticas, 33 para instrumentos solistas y 69 piezas corales. Pese a este voluminoso legado, Eduardo Grau es hoy un gran desconocido, pues su música, cuyo carácter básicamente tonal fue contra el dogma modernista, apenas se interpreta ni se graba, y por eso conviene saludar este álbum de Naxos.

Grau - Francisco Varela Grau - Francisco Varela

Grau - Francisco Varela

En él, el director argentino Francisco Varela se pone al frente de un conjunto húngaro, la Orquesta de Cámara Anima Musicae para ofrecer cuatro obras concertantes del maestro hispanoargentino escritas entre 1966 y 1988 y nunca antes grabadas.

En las cuatro el acompañamiento está encargado a una orquesta de cuerda. El Concierto de Yuste (obvia referencia al monasterio extremeño en el que murió el emperador Carlos V) está escrito para violín, piano y timbales y se publicó en 1966 como Op.88 del compositor. Es una obra en los tres tiempos del concierto clásico, con dos tiempos extremos de gran fuerza rítmica y un contemplativo movimiento central. El compositor pareció hacer con esta obra afirmación de su fe religiosa: “El monasterio de Yuste pertenece a la orden de los Jerónimos. De ahí que este concierto se divide en Cántico, Salmo e Himno, que fue la organización musical dispuesta por San Jerónimo”, anotó en la partitura de su puño y letra. Los solistas son la violinista madrileña Ana María Valderrama, el pianista argentino residente en Estados Unidos Fabio Banegas y el percusionista húngaro Miklós Szitha.

También en los tres tiempos tradicionales está estructurado el Concertino para viola y piano Op.124. Se trata de una obra escrita en 1972, que incluye, en la mejor tradición del Clasicismo una introducción lenta en el primer movimiento, y tiene una conformación de carácter cíclico. Es una obra breve (no llega a los once minutos y medio de duración) y de un delicado intimismo. Al pianista Banegas se suma esta vez el violista valenciano David Fons.

El Concierto para clarinete Op.184 está datado en 1985 y sus tres movimientos están inspirados en ritmos de la música tradicional argentina. Está escrito siguiendo un personalísimo procedimiento serial, por el cual cada movimiento arranca con la exposición de las veinticuatro tonalidades (una por compás) en una presentación del material que luego es variado en distintas formas. El solista es el austriaco Simon Reitmaier.

Finalmente, La flor de Gnido Op.198 es un concierto para flauta con un piano integrado en el acompañamiento de la orquesta de cuerda. La obra, que toca como solista la flautista checa Jana Jarkovská, está fechada en 1988 y parte de la Oda que Garcilaso de la Vega escribió en Nápoles entre 1532 y 1536, cuyo primer verso (“Si de mi baja lira”) dio nombre a la estrofa de cinco versos empleada para el poema (lira), desconocida entonces en la literatura española. Justamente esa primera lira es la inspiradora del tercer movimiento de la partitura, mientras los dos restantes se basan en fragmentos extraídos del centro del poema. La obra, de concepción cíclica, utiliza un procedimiento serial muy parecido al de la anterior composición.

Si la música de Eduardo Grau puede considerarse como un auténtico descubrimiento, la que se incluye en el álbum titulado Spanish Light que acaba de publicar el sello británico Orchid Classics pertenece en cambio a compositores españoles bien conocidos y difundidos, la mayoría incluso muy populares para cualquier melómano medianamente informado.

Spanish Light - Fullana & Ventura Spanish Light - Fullana & Ventura

Spanish Light - Fullana & Ventura

Se trata de la presentación en disco como dúo del violinista mallorquín Francisco Fullana y la pianista barcelonesa Alba Ventura, que han escogido para su debut una música de clara impronta española. Su trabajo se abre con la Sonata para violín nº2 de Joaquín Turina, obra escrita en 1934 y que es conocida como Sonata española por el uso prominente que el maestro sevillano hace del folclore hispano, empezando por el ritmo de zorcico del primer movimiento. Siguen dos obras de uno de los más famosos violinistas españoles de la historia, el navarro Pablo de Sarasate, de quien se han escogido una obra no demasiado difundida, la Romanza Andaluza, extraída de su segundo volumen de Danzas Op.22 (1878), y uno de sus más célebres y frecuentados éxitos, Aires gitanos Op.20, que Sarasate compuso primero con acompañamiento orquestal, pero del que haría una versión pianística que en 1904 grabaría Juan Manén, otro importante violinista y compositor español, nacido en Barcelona, y que también está presente en este álbum con su Capricho catalán nº3, de 1899.

Otros dos maestros catalanes completan el CD. De Enrique Granados se incluye la poco difundida Sonata que el compositor leridano escribiera en un solo movimiento en fecha incierta para su amigo el violinista francés Jacques Thibaud, que la tocó a menudo. La obra, que melódicamente resulta de reconocible españolidad, no se editó hasta 1971. Del barcelonés Eduardo Toldrá, también violinista e importante director de orquesta, Fullana y Ventura interpretan dos números de sus Seis sonetos (1921-22), en concreto los números 4 (Oració al Maig) y 6 (La font), piezas en las que son reconocibles rastros del propio Granados y de la música francesa, especialmente, Cesar Franck.

El disco se cierra con un clásico de las propinas, el villancico tradicional catalán El canto de los pájaros, que tanto tocara en su día el violonchelista Pablo Casals y que Fullana ha arreglado para su violín.

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SPANISH LIGHT EN SPOTIFY

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