El casco es el elemento más importante del equipamiento de un motorista y su compra debe responder a una elección meditada. Más allá del diseño hay que atender a otros aspectos como la seguridad, comodidad, peso… Incluso el precio puede ser una clave, pero no debe ser la que más determine la elección cuando un casco puede salvarte la vida. Según Mapfre, un casco evita el 44 por ciento de las lesiones de cabeza.

En un informe facilitado por la aseguradora, en su servicio de motoconsultorio una de las preguntas más habituales atañe al tipo de homologación que los cascos debe tener. En este sentido, en España la única válida es la europea, la ECE/ONU R22.05.

Esta etiqueta que indica la homologación europea del casco es clave para garantizar que ha pasado los controles que marca la ley.

En el interior del casco debe aparecer una etiqueta con un código que certifica esa homologación y a la E de Europa y el número del país en el que se homologo (si es España sería un 9), deben seguirle unas letras con este significado.

• P: Casco integral o modular con protección para el maxilar.
• N/P: En algunos modulares con protección maxilar no integral y la mentonera debe ir cerrada.
• J: Casto jet, abierto
• P/J: En el caso de que tenga la doble homologación (Protectivo y Jet), de modo que puede usarse con la mentonera abierta o cerrada.

Este tipo de cierres es el más cómodo de usar en el día a día, pero incompatible con el uso, por ejemplo, en circuito.

Por otro lado, y también con datos que aporta Mapfre, en uno de cada cinco accidentes el casco sale despedido, bien porque no se elige debidamente la talla, bien porque no se abrocha adecuadamente.

Con este otro tipo de cierres se consigue el ajuste más preciso del casco, evitando que salga despedido, algo que ocurre en uno de cada cinco accidentes, según Mapfre.

En el mercado hay dos tipos de cierres, el micrométrico, cómodo para el uso diario y que se puede enganchar y desenganchar con una sola mano; o el de doble D, el más seguro y obligatorio para entar en circuito, en el que en lugar de dientes que enganchan y bloquean, se utilizan anillas que tensionan la correa. Si el primero puede ser adecuado para el día a día, el segundo es el preferible para un uso deportivo.