"Marruecos es un vecino que todavía da miedo en España"
nabil driouch. periodista y escritor
A pesar de que les separan sólo 14 kilómetros, España y Marruecos viven de espaldas con demasiada frecuencia y sólo los sucesos relacionados con la inmigración copan algo de protagonismo en la agenda de los medios. La próxima votación en Estrasburgo de la política pesquera de la UE que incluye el acuerdo con el país vecino -donde Andalucía se juega la supervivencia de su flota- es prueba de los numerosos intereses que comparten ambos países. El periodista Nabil Driouch (Casablanca, 1980), autor de Epopeyas pequeñas (premio Nacional de jovenes escritores en Marruecos) y traductor del libro de Juan Goytisolo Fronteras de Cristal, viajó a Sevilla recientemente para participar en el seminario Al pie del cañón, organizado por la revista digital MSur y la Fundación Tres Culturas. A caballo entre los dos continentes, ultima un volumen dedicado a las relaciones bilaterales de Madrid y Rabat desde la muerte del rey Hassan II en 1999 y asiste a un nuevo capítulo de la crónica negra de la inmigración irregular: la colocación de las cuchillas en la valla de Melilla.
-¿Informa la prensa marroquí sobre los sucesos de la valla?
-Todos los medios marroquíes están informados de lo que está pasando en la zona desde mucho tiempo. El interés por este asunto empezó hace más de 15 años, especialmente con la llegada de las primeras olas de inmigrantes subsaharianos a Marruecos. La aparición de la prensa independiente marroquí -que gozaba de cierta libertad al tratar temas sociales y políticos- ha ayudado a conocer la vida de esos inmigrantes en los bosques que rodean Ceuta y Mellilla. Estuve en el bosque de Belyounch, cerca de Ceuta, hace 10 años y vi cómo esas personas tenían, y siguen teniendo, unas falsas expectativas acerca de Europa. Hoy día, con la inmigración subsahariana, tanto Marruecos como España se han dado cuenta que la política securitaria no es una solución eficaz para zanjar este problema.
-¿Cuál es la imagen que se da del fenómeno migratorio? En España, con frecuencia, la noticia se queda en el recuento de inmigrantes... Pero no se ahonda en las causas del problema.
-Ha cambiado muchísimo en los últimos 20 años. Los medios marroquíes se interesaban más por los dramas de las pateras que llevaban compatriotas a la otra orilla del Estrecho. Los subsaharianos no eran más que una minoría en aquel entonces. Ya en septiembre 2005, el norte de Marruecos se convirtió en un campo de batalla contra los inmigrantes subsaharianos tras las avalanchas en las vallas de Ceuta y Mellilla. Y hoy España y Marruecos se han dado cuenta que su política en cuanto a la seguridad de sus fronteras no es suficiente. Según el discurso oficial, Marruecos ha elaborado un proyecto para la integración de los inmigrantes subsaharianos en cooperación con la Unión Europea.
-La inmigración ahora es fundamentalmente subsahariana, ¿existe racismo en el enfoque de estas informaciones?
-Al principio, la inmigración subsahariana generaba miedo en algunos sectores de la sociedad marroquí, por lo tanto no podemos negar que ha habido muestras de racismo ante los inmigrantes ilegales subsaharianos, pero son casos aislados que no reflejan la realidad. Algunos periódicos marroquíes han cometido errores publicando artículos que podemos tachar de racistas, pero ha habido también una reacción fuerte de la parte de la prensa y la sociedad civil marroquí que hizo que esos periódicos pidieran perdón. Hablamos de dos o tres casos.
-Esta semana se vota en el Parlamento Europeo la política pesquera de la Unión y el Acuerdo con Marruecos, clave para el sector andaluz. En 2011, el Parlamento votó en contra, entre otros argumentos, por la política de Rabat sobre el Sahara.
-El contexto político y el estado de las relaciones entre Rabat y Madrid han desempeñado casi siempre un papel clave en las renovaciones de los acuerdos de pesca entre Marruecos y la Unión Europea. Rabat dio su visto bueno a la renovación tras la vista del rey Juan Carlos en julio pasado. Era una señal de las buenas relaciones bilaterales y la voluntad de Marruecos de establecer una alianza estratégica con España, más allá de los problemas políticos que pueden surgir de vez en cuando.
-¿Cree que el reciente apoyo de Obama a las reformas de Marruecos y principalmente a su hoja de ruta para el Sáhara será clave para favorecer un voto positivo de la UE para el Acuerdo?
-Sobre el Sahara, creo personalmente que la ONU es la única organización mundial que tiene que zanjar este conflicto regional que ha durado mucho. Las otras organizaciones como la UE tienen que ayudar a Naciones Unidas en la búsqueda de una solución política aceptada por todas las partes y duradera; en vez de estar una parte contra otra y mezclar los temas. Me refiero concretamente al voto europeo contra la renovación del Acuerdo de pesca en diciembre 2011. Fue una bofetada a Marruecos que recibió España. Estados Unidos está preocupada por asuntos más estratégicos actualmente y en la Casa Blanca son conscientes más que nunca de que este conflicto pertenece a la época de la Guerra Fría. Se han dado cuenta de la importancia geoestratégica de Marruecos para los intereses estadounidenses en la región del Mediterráneo y del Sahel. Washington dio por entendido la sensibilidad del asunto del Sahara para la unidad, la estabilidad y la seguridad de Marruecos y la región del Magreb.
-Usted ha sido el segundo corresponsal marroquí en toda la historia de España. ¿Tan de espaldas, al menos en el plano informativo, han vivido España y Marruecos?
-El segundo independiente. Madrid siempre ha habido una oficina de la agencia de noticias pública marroquí -MAP- pero su trabajo ha seguido siempre una línea oficial. España siempre ha ocupado un sitio en la prensa marroquí. Ese interés crecía con las crisis bilaterales periódicas y los dramas de la inmigración ilegal y la instalación de casi un millón de marroquíes en España. Aún así los periódicos marroquíes no abrieron ninguna oficina en Andalucía o Madrid porque carecen de las medidas adecuadas para ello. Se explica también por la formación francófona de la gran mayoría de periodistas marroquíes que prefieren irse a Francia.
-¿Percibe cambio de tendencia en las nuevas generaciones?
-Pertenezco a una generación que abrió sus ojos sobre la España moderna y democrática. Periodistas y lectores son conscientes hoy de la importancia de España para el futuro de Marruecos y viceversa, y de los problemas que tenemos que afrontar y zanjar juntos. Por otro lado, no hay que descartar que la crisis económica y los escándalos de corrupción que golpean España han afectado mucho sobre la imagen del país en Marruecos.
-¿Qué visión cree que damos en España de Marruecos?
-Aún predominan los estereotipos, algunos vienen de la época de Reconquista. Es un vecino que todavía da miedo para una buena parte de españoles debido a la imagen que generan los medios y algunos políticos. Es un vecino inquietante para algunos políticos o un hermano infiel para otros. La antigua imagen del moro está presente todavía en el imaginario colectivo español. Aun así hay mucha gente que defiende las buenas relaciones con el vecino del sur. Por otro lado, la imagen que da Marruecos sobre sí mismo, es folclórica y aún falta un gran trabajo de comunicación. Ambos pueblos tienen el derecho de conocerse mejor y olvidarse de los muertos porque ellos hacían su propia historia en un contexto determinado. Los muertos todavía nos determinan una parte de la política bilateral. Hay que mirar hacia el futuro. Forjando se llega a ser herrero.
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