convulsión en el mundo árabe Los rebeldes ganan terreno en Misrata

Un ataque aéreo de la OTAN destruye la oficina de Gadafi en Trípoli

  • Los aviones aliados atacan también un centro de comunicaciones del régimen en la capital libia utilizado para coordinar los operativos realizados contra civiles

El régimen libio sufrió ayer una derrota simbólica cuando un ataque aéreo de la OTAN destruyó completamente la oficina de Muamar el Gadafi en Trípoli, mientras los rebeldes marcaban un claro avance en Misrata, escenario de violentos combates desde hace dos semanas.

La oficina de Gadafi, situada en su inmensa residencia del sector de Bab al Aziziya, resultó totalmente destruida por un ataque aéreo de la OTAN.

Las más fuertes explosiones escuchadas hasta ahora sacudieron la capital ayer a medianoche, mientras aviones sobrevolaron la ciudad, objetivo desde el viernes de intensos ataques de la OTAN.

Durante la madrugada, los aviones de la OTAN también atacaron un centro de comunicaciones en Trípoli utilizado para coordinar los ataques contra civiles libios, señaló la Alianza en un comunicado.

Saif el Islam, hijo del coronel Gadafi, denunció un "ataque cobarde" contra la oficina de su padre. Esto "puede atemorizar o aterrorizar a los niños, pero no abandonamos la batalla y no tenemos miedo" dijo, en una breve declaración a su cadena de televisión Allibiya, afirmando que la batalla iniciada por la OTAN en Libia estaba "perdida de antemano".

Tres horas después del bombardeo seguía saliendo humo de una parte del edificio destruido, donde decenas de curiosos y partidarios del régimen se reunieron en la noche, lanzando consignas en honor al coronel Gadafi.

En tanto, los países y organizaciones del Grupo de Contacto sobre Libia insisten en la necesidad de una salida del dirigente para solucionar el conflicto, pero el ministro argelino de Exteriores, Mourad Medelci, estimó que la decisión correspondía a los libios.

En Misrata, a 200 kilómetros al este de Trípoli, la calma parecía reinar ayer después de intensos combates que permitieron ganar terreno a los rebeldes. De noche y durante varias horas, la ciudad fue blanco de disparos de artillería que provocaron explosiones más violentas que de costumbre.

Unas diez personas murieron y varias resultaron heridas en los bombardeos nocturnos, todos civiles, según fuentes de diferentes hospitales. El doctor Mohamed Alfagieh, que dirige el hospital Mujamaa Tiby, mencionó "cadáveres totalmente carbonizados, algunos difícilmente asimilables a humanos por lo quemados que están".

Los cohetes cayeron al azar sobre casas, pero también en un cementerio, destruyendo las tumbas.

El domingo, un claro avance de los rebeldes permitió liberar a habitantes que estaban encerrados en sus casas en algunos casos desde hacía más de diez días, debido a los francotiradores que mataban a todo el que intentaba salir.

Más al oeste, en la tarde del domingo, las fuerzas leales a Gadafi bombardearon zonas cercanas al puesto fronterizo con Túnez de Dehiba para tratar de recuperar el control de la ciudad de Wazzan.

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