¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
Grandes palabras
El letrado francés Jacques Vergès, apodado el abogado del diablo por defender en juicios a dictadores, criminales de guerra o terroristas, murió de un ataque al corazón el jueves en París a los 88 años, confirmó ayer el Colegio de Abogados de Francia.
Vergès, famoso por defender a dictadores como el iraquí Sadam Husein, al criminal nazi que lideró la Gestapo Klaus Barbie, al ex líder yugoslavo Slobodan Milosevic o al terrorista venezolano Carlos (Chacal), murió en una vivienda en París en la que también vivió el filósofo y dramaturgo francés Voltaire en el siglo XVIII, lo que muchos han querido ver como el acto final de una historia también épica.
Apodado por sus opositores como el chino, a Vergès se le conoce como el creador de la "estrategia de ruptura", en la que en lugar de intentar minimizar los hechos y obtener la indulgencia de los jueces, cuestionaba el sistema judicial y negaba la legitimidad del tribunal.
Padre de dos hijos, fruto de su relación con la militante del Frente de Liberación Nacional (FLAN) Djamila Bouhired, a la que según afirmó conoció "a la salida de una sala de tortura", el abogado no escapaba de la polémica. "¿Estaría dispuesto a defender a Hitler? Por supuesto. E incluso a George W. Bush. Estoy dispuesto a defender a todo el mundo (...) a condición de que se declaren culpables", aseguraba en el documental El abogado del terror del cineasta galo Barbet Schroeder.
El letrado francés Jacques Vergès, apodado el abogado del diablo por defender en juicios a dictadores, criminales de guerra o terroristas, murió de un ataque al corazón el jueves en París a los 88 años, confirmó ayer el Colegio de Abogados.
Vergès, famoso por defender a dictadores como el iraquí Sadam Husein, al criminal nazi que lideró la Gestapo Klaus Barbie, al ex líder yugoslavo Slobodan Milosevic o al terrorista venezolano Carlos (Chacal), murió en París en la que también vivió el filósofo y dramaturgo francés Voltaire en el siglo XVIII, lo que muchos han querido ver como el acto final de una historia también épica.
Apodado por sus opositores como el chino, se le conoce como el creador de la "estrategia de ruptura", en la que en lugar de intentar minimizar los hechos y obtener la indulgencia de los jueces, cuestionaba el sistema judicial y negaba la legitimidad del tribunal.
Padre de dos hijos, fruto de su relación con la militante del Frente de Liberación Nacional Djamila Bouhired, a la que según afirmó conoció "a la salida de una sala de tortura", el abogado no escapaba de la polémica. "¿Estaría dispuesto a defender a Hitler? Por supuesto. E incluso a George W. Bush. Estoy dispuesto a defender a todo el mundo (...) a condición de que se declaren culpables", aseguró.
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