La diplomacia china de los malabares, a prueba con la visita de Putin
Xi Jinping trata de profundizar su alianza con Moscú sin hacer descarrilar sus lazos con Europa
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Pekín/La visita a China del presidente ruso, Vladimir Putin, ilustrará de nuevo el juego de malabarismo diplomático del líder chino, Xi Jinping, que trata de profundizar su alianza con Moscú sin hacer descarrilar sus lazos con Europa.
Se trata de la segunda visita de Putin a China en menos de un año, lo que algunos analistas han interpretado como una nueva señal del alineamiento entre ambos para seguir haciendo negocios y crear un nuevo orden "multipolar".
"Las sanciones de Estados Unidos han creado barreras a las relaciones comerciales entre China y Rusia, y es de esperar que en esta visita las dos partes traten de encontrar soluciones a este problema", comenta este miércoles a Efe el analista Yang Jin, profesor asociado de la Academia China de Ciencias Sociales.
Putin llega tras asumir un quinto mandato y después del reciente viaje que realizó Xi a Europa, donde el líder chino volvió a lidiar con las presiones de Occidente para que convenza a su par ruso de que ponga fin a su ofensiva en Ucrania.
Para Xi, la visita será una oportunidad de demostrar que su sintonía con Putin no ha afectado a su capacidad para relacionarse con Occidente, especialmente después de que Washington exigiera a Pekín que no suministre componentes que puedan ser utilizados en la guerra.
China, que no ha condenado la invasión, ha negado lazos militares con Rusia pero sí ha pedido la celebración de una conferencia "reconocida por todas las partes" para reanudar el diálogo.
El 'giro al este' de Moscú
"La determinación de Rusia de girar hacia el Este se está volviendo sólida como una roca", indica este miércoles a la prensa local el experto Cui Heng, quien cree que Putin "no tiene prisa" por terminar su "operación especial".
"El nombramiento de Andrei Belousov como ministro de Defensa es para lidiar con las costosas demandas militares. Se trata de que el desarrollo no se vea afectado por la ofensiva", argumenta.
Que Rusia se esté preparando para esfuerzos bélicos a largo plazo implica que necesita "garantizar su crecimiento", indica Cui, al tiempo que destaca que China trata de ocupar los mercados que ha abandonado Occidente.
En ese sentido, Putin parará en la ciudad china de Harbin, capital de la provincia nororiental de Heilongjiang, donde participará en varios foros y se reunirá con estudiantes y profesores de su Universidad Politécnica.
Según el diario hongkonés South China Morning Post, Putin volverá a abordar con Xi el gasoducto Power of Siberia 2, diseñado para conectar Rusia y China a través de Mongolia.
De completarse, desviaría 50.000 millones de metros cúbicos de gas natural por año al norte de China, si bien las dos partes todavía no han acordado las condiciones para el suministro de gas por esta ruta.
El consumo total de gas de China fue de 394.530 millones de metros cúbicos el año pasado, y se prevé que su uso anual alcance los 600.000 millones para 2030, señala el diario.
A esto hay que sumar que Rusia es desde 2023 la principal fuente de petróleo de China superando a Arabia Saudí como máximo proveedor.
Empresas estatales chinas como Sinopec y Zhenhua Oil han aumentado las compras de petróleo ruso en los últimos años atraídas por fuertes descuentos después de que las sanciones a Moscú comprometieran sus exportaciones a Europa.
Un nuevo orden "multipolar"
Según el experto Yang, la visita podría dejar acuerdos para ampliar la cooperación bilateral en varios campos, desde la energía a la ingeniería química, la educación, el transporte, la construcción de infraestructura o la agricultura.
Otro punto podría estar relacionado con la posible suscripción de préstamos en yuanes para que Rusia pueda eludir las sanciones.
También estará sobre la mesa la Cumbre Brics de 2024, que se celebrará en Rusia del 22 al 24 de octubre, con el objetivo de ambos países de "hacer que el Sur Global desempeñe un papel más importante en la arena internacional", según el académico.
En febrero de 2022, poco antes del comienzo de la guerra en Ucrania, Xi y Putin proclamaron en Pekín una "amistad sin límites".
Desde entonces, han defendido que su relación "no amenaza a ningún país" y que "hace avanzar la multipolarización del mundo" en contraposición al "hegemonismo" estadounidense.
La última vez que Xi y Putin se vieron las caras fue en marzo de 2024 en Moscú. Entonces, el líder chino se despidió de su homólogo asegurando que se acercan cambios "no vistos en cien años" y que ellos los están "liderando", a lo que Putin asintió mientras se despedía con un fuerte apretón de manos.
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