La mano derecha de Sadam que nunca dio muestras de arrepentimiento

Ali Hassan al Mayid, Alí 'El Químico'. no tenía nada que envidiar al dictador en lo que a la falta de escrúplos se refiere.

Anne-Beatrice Clasmann / Dpa

Bagdad, 25 de enero 2010 - 19:03

Si en Iraq existiese una lista de las personas más odiadas, Ali Hassan al Mayid tendría buenas posibilidades de ocupar el primer puesto.

En tiempos de la dictadura de su primo el presidente Sadam Husein, Mayid le sirvió de mano derecha cuando se trataba de reducir a garrotazos a rebeldes de cualquier orientación política y de apartar a los rivales del camino. En lo que a la falta de escrúpulos respecta, Mayid no tenía nada que envidiar a Sadam, al que fue fiel hasta su ejecución a finales de 2006. El tristemente célebre Alí El Químico fue ejecutado este lunes en la horca en Bagdad.

Ministro, comandante y consejero

Durante su carrera como ministro, comandante y consejero de Sadam, Al Mayid fue una de las figuras clave del régimen. Estuvo presuntamente implicado en los ataques contra las regiones kurdas de Iraq en la década de 1980, en la invasión de Kuwait en 1990 y en la represión de la insurrección chiita en el sur de Iraq en 1991.

Tras el ataque con gas venenoso supervisado por él contra el pueblo kurdo de Halabya en 1988, donde unas 5.000 personas padecieron una muerte agónica, los iraquíes le pusieron el apodo de Ali al Kimawi (Alí El Químico). El 17 de enero, el hombre de 69 años fue condenado por esa masacre, elevando ya a cuatro el número de sus condenas a muerte.

Al Mayid, que al igual que Saddam procedía de un entorno humilde y que apenas tuvo formación, nació en 1941 cerca de la ciudad noriraquí de Tikrit. Gracias a su ascenso en el partido Baath y en el Ejército, su primo Sadam, cuatro años mayor que él, confió en él en tiempos difíciles, además de en otros hombres de su clan.

Entre 1991 y 1995 fue ministro del Interior y de Defensa bajo el régimen de Sadam Husein. Sin embargo, cuando en 1995 tuvo una rencilla con el hijo mayor del dictador, Udai, fue excluido temporalmente de cargos púlbicos. No obstante, como influyente miembro del partido bazista siguió actuando en la sombra. Por lo visto decapitó públicamente con una espada a dos miembros de una unidad especial por supuesta revelación de secretos.

Tras el derrocamiento del régimen de Saddam por tropas estadounidenses en abril de 2003, a Al Mayid se le dio en un primer momento por muerto. El ex funcionario, que ocupaba el quinto puesto en la lista estadounidense de iraquíes más buscados, fue finalmente detenido cuatro meses después.

Cuando en agosto de 2006 comenzó el proceso por el genocidio kurdo, en la mayoría de los casos se mostró bastante sereno. Al Mayad, que solía presentarse en público en uniforme militar, comenzó a acudir a los juicios en túnicas árabes tradicionales. Su mirada casi siempre era dura y hostil.

Pese a los centenares de testimonios, grabaciones de voz y documentos, Al Mayid nunca asumió la responsabilidad de la persecución de kurdos en Irak. Sólo admitió haber pronunciado frases propias de un cruel señor de la guerra, como "los exterminamos", por "motivos propagandísticos", pero Al Mayid nunca dio muestras de arrepentimiento.

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