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La ultraderecha alemana afronta un nuevo intento de ilegalización

  • La Cámara Alta formaliza ante el Constitucional una demanda contra los neonazis del NPD

El ultraderechista Partido Nacional Democrático (NPD) afronta desde ayer un proceso de ilegalización, apuntalado en los paralelismos ideológicos con el nazismo de la que es la principal formación de ese espectro en Alemania.

Con apenas 6.000 militantes, los fondos públicos bloqueados a causa de sus irregularidades contables y con resultados electorales mínimos -un 1,3% en las generales de septiembre-, el NPD es una rémora del partido nazi de Adolf Hitler. Así lo presentó al menos la demanda que formalizó ayer ante el Tribunal Constitucional (TC) la Cámara Alta (Bundesrat), diez años después del fracaso de un primer proceso, entonces respaldado además por la Cámara Baja (Bundestag) y el Gobierno federal.

Los Länder (estados federados) apoyan su demanda en apartados del programa del NPD, en que se defienden tesis como "Alemania para los alemanes" y se "lamenta" la extranjerización del país atribuida a la inmigración. A ello se unen declaraciones xenófobas y antisemitas de sus miembros, muchos de los cuales con un amplio historial delictivo por negación del Holocausto -delito que en Alemania conlleva penas de cárcel-, agitación y actos violentos.

La demanda considera que tanto su ideología como su militancia atentan contra los principios de un Estado democrático, persiguen metas anticonstitucionales y defienden, en sus revistas o mítines, cuestiones como la deportación forzosa de los extranjeros.

Representan la versión más agresiva de la xenofobia y su militancia se extiende por todas las capas sociales y todo el país, aunque públicamente sean más presentes en la mitad Este, donde el desempleo casi dobla al resto del país.

Los Länder optaron por lanzar esta segunda iniciativa tras el escándalo en torno a Clandestinidad Nacionalsocialista (NSU), una célula integrada por tres neonazis, que durante una década asesinó impunemente a nueve inmigrantes. La existencia de ese grupúsculo salió a relucir en 2011 a raíz del suicidio de dos de sus miembros -acosados por la Policía tras un atraco-, a lo que siguió un proceso por terrorismo contra la superviviente, Beate Zschäpe.

Por primera vez en la Alemania moderna se aplicó el término terrorismo a la ultraderecha en un caso manchado por múltiples negligencias en la investigación policial, que sacó a la luz los vínculos del NPD con éste y otros grupos.

El NPD está aquejado de una caída de militancia desde hace años mientras proliferan otras 200 "camaraderías" u organizaciones locales, con unos 25.000 militantes catalogados como potencialmente violentos.

El propósito de los Estados federados es ahogar financieramente al NPD, que pese a no haber obtenido nunca escaños en el Bundestag percibe financiación pública por los puestos que sí tiene en dos cámaras regionales, más algunas corporaciones municipales. Hace semanas les fueron bloqueados esos fondos por impago de sanciones e irregularidades, pero sólo la ilegalización implicará el cerrojo definitivo a la financiación pública de un partido cuya existencia avergüenza a Alemania.

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