Maestros de la polifonía

A5 Vocal Ensemble | Crítica

A5 Vocal Ensemble en el Espacio Turina
A5 Vocal Ensemble en el Espacio Turina / Aníbal González (Femás)

La ficha

A5 Vocal Ensemble

*** Femás 2022. A5 Vocal Ensemble: María Jesús Pacheco Caballero y Raquel Batalloso Manzano, sopranos; Teresa Martínez León, alto; Julio López Agudo, tenor; Alejandro Ramírez Sola, bajo; Juan González Batanero, órgano.

Programa: ‘Los otros maestros andaluces del Siglo de Oro’ (obras de Jerónimo de Aliseda, Rodrigo de Ceballos, Juan Navarro 'Hispalensis', Pedro Fernández de Castilleja y Juan Gutiérrez de Padilla).

Lugar: Espacio Turina. Fecha: Sábado 2 de abril. Asistentes: Unas 40 personas.

El conjunto sevillano homenajeó a los otros, a esos grandes maestros de capilla andaluces cuyo lustre ha sido oscurecido por la fama de los más grandes (Morales, Guerrero, Lobo), y lo hizo con un programa de obras sacras que partiendo del característico estilo de la polifonía imitativa presentaba notable variedad.

Con el acompañamiento discreto del órgano, A5 Vocal Ensemble asienta sus interpretaciones en el pilar de la férrea voz de bajo de Alejandro Ramírez, sobre la que se construye todo el entramado polifónico. Hay un buen trabajo de empaste, aunque no obsesión por la igualdad en la emisión de las voces, lo que le da cierto encanto granuloso a sus interpretaciones. También se benefician de tener dos voces de soprano muy diferentes entre sí (los agudos de María Jesús Pacheco son restallantes frente al tono más grave y afectuoso de Raquel Batalloso), lo que otorga al grupo una notable amplitud y variedad tímbrica.

El programa estuvo bien planteado y muy trabajado, lo que se apreció muy especialmente en la pieza más extensa de las interpretadas, In exitu Israel de Juan Navarro Hispalensis, un salmo tratado en estilo alternatim, con abundantes contrastes texturales y una exultante doxología final, o en pequeños detalles, en los que a menudo recurrieron a notas retóricas, apoyadas sobre todo en las dinámicas (por ejemplo, el crescendo sobre “clamavi” en Beatus Franciscus de Aliseda).

En un par de piezas de Rodrigo de Ceballos el grupo cambió su disposición en escena, colocando al bajo en el centro, lo que benefició notablemente a Teresa Martínez, cuya voz ganó en presencia, pues aunque el equilibrio está también muy medido (Julio López, de registro medio poderoso, parece siempre contenido), a veces tendía a diluirse, en especial en las zonas más graves. El Trahe me post te de Francisco Guerrero de la propina (parte de su primer disco, recién publicado) terminó por contextualizar el valor de una música de indiscutible belleza y gran poder expresivo.

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