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Cultura

Aforismos para desterrar a Coelho

  • Javier Salvago presenta su libro 'Hablando solo por la calle', esta tarde a las 20:00 en la Feria del Libro

"Un optimista es alguien que se empeña en sostener que la vida es bella, aunque su vida y las vidas de todos los que le rodean sean una puta mierda". Si no fuese por las dos últimas palabras, esta frase podría estar sacada del Cándido de Voltaire, obra en la que el filósofo francés se burlaba del incansable optimismo que Leibniz reflejaba en su Teodicea con citas como "todo está bien" o "vivimos en el mejor de los mundo posibles", sentencias que después del terremoto de Lisboa habían quedado completamente obsoletas, pues el temblor de la capital lusa no sólo había derribado ciudades enteras sino también esa fe ciega en la bondad y perfección del mundo. De igual manera, aunque enfrentándose a otro tipo de catástrofes -no naturales, sino económicas o de corrupción política- al poeta Javier Salvago le sorprende cómo las redes sociales están plagadas de "retórica de almanaque o citas de Paulo Coelho" que invitan al optimismo y a creer "que aunque todo vaya muy mal, nunca nos podrán robar la sonrisa" cuando, considera el escritor, "lo que demandan las circunstancias es más un grito que una sonrisa". Y en estos tiempos en los que nada puede exceder los 140 caracteres, este autor ha condensado todos sus pensamientos en un pequeño libro de aforismos titulado Hablando solo por la calle ypublicado en La Isla de Sistolá. "Probablemente no habría escrito este libro si no fuese por las redes sociales. Estos aforismos son reacciones a noticias o a frases que me chocan y cobran su sentido en la inmediatez que da Facebook. Después, al verlas todas juntas, me he dado cuenta de que tenían un cuerpo y funcionaban condensadas en un libro", explica Salvago, para quien las interacciones de los internautas han servido como "estímulo" para continuar con la escritura.

"Normalmente los libros de aforismos se leen a salto de mata pero este en concreto me gustaría que se leyese de principio a fin porque crea una atmósfera". Y en efecto, aunque los temas no estén ordenados, entre sus 70 páginas se descubre un sentido, unos mismos protagonistas como puede ser el ladrón de guante blanco al que desenmascara recordando que "muchos grandes hombres son grandes hasta que los descubren o los cogen". "Ejemplos de estos hombres los vemos todos los días: los Pujol, Felipe González, Blesa... Si hasta Vargas Llosa aparece en los papeles de Panamá. No creo que nadie sea grande. De hecho la grandeza es algo que se inventa para justificar las diferencias sociales, para que unos puedan vivir como dioses y otros como pobrecitos", censura el escritor. Otro de sus personajes recurrentes es el votante propenso a la manipulación "que con entusiasmo y alegría cae en todas las trampas". "Las cosas están como están porque la gente es muy mitómana y necesita ser fan, forofo, seguidor, aprovechando además por si le cae algo al arrimarse", sentencia Salvago, quien en ningún momento abandona el sarcasmo y lo demuestra sobre todo en las frases que desmitifican lo maravilloso de la vida. "Si lo mejor de tu vida está por llegar y lo que está por llegar es la vejez, la decadencia y la muerte, no me quiero imaginar cómo debió ser lo peor", es un ejemplo de la actitud mantenida por el autor sevillano.

Pero entre tanta desafección se cuela un aliado, la lluvia, a la que el poeta presenta como un recuerdo de infancia que "despierta algo en nosotros de lo que no somos conscientes, algo místico y muy profundo" que se disfruta en "los momentos de contemplación, cuando molesta hasta ir a trabajar y dejar de mirar cómo llueve sobre la ciudad".

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