Amazonas | Crítica

Tambores de guerra

Un momento de la representación de 'Amazonas' en Sevilla.

Un momento de la representación de 'Amazonas' en Sevilla. / Julio González

Esta obra une a algunos de los grandes nombres del flamenco actual. Rosario Toledo, que es la intérprete principal y la responsable de la coreografía, es una de las primeras flamencas de hoy. El resto del elenco bailaor no le va a la zaga: Ana Salazar, Melisa Calero ... Las tres han demostrado ser intérpretes flamencas inquietas, con el gusto de jugar también con otros lenguajes escénicos contemporáneos.

José Manuel León es uno de los grandes compositores del flamenco actual, como ha demostrado tanto en sus colaboraciones como en sus propuestas en solitario. Todo este talento jondo está puesto al servicio de un texto. Ahí reside el desequilibrio de la función. La coreografía de Toledo, las brillantes interpretaciones de Salazar, La Carbonera o la propia Toledo, la partitura de León, la puesta en escena, brillante en ocasiones, están al servicio de un texto que, inspirado en la leyenda clásica de las Amazonas, no es poético, ni dramático, ni épico, sino político, en consonancia, quizá, con los tiempos que corren. Yel texto es lo menos interesante de la función.

Una función con imágenes poderosas, como la épica soleá guerrera, que pone los ritmos de la soleá, el taranto, la granaína, los tangos, las peteneras, los romances, las tonás campesinas o la seguiriya al servicio de la dramaturgia. Especialmente la seguiriya, puesto que se trata de una función airada, furiosa, iracunda, y la seguiriya es el mejor vehículo de expresión para esta emoción.

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