“Cuando de aquello también hacía veinte años”, así se titula una de las partes del monográfico que Araceli Iravedra, coordinadora del mismo, dedica a escudriñar los entresijos del influjo de Machado en los días que sucedieron desde su muerte... hasta hoy.

El 22 de febrero de 1939 Antonio Machado moría en Colliure. Ese es el punto de partida desde el que parte no sólo Iravedra, sino también Alfonso Guerra, diputado, presidente de la Fundación Pablo Iglesias e invitado de excepción a la presentación de este monográfico sobre el autor sevillano. Reconocido admirador -casi idólatra- del poeta de Campos de Castilla [posiblemente, el sevillano que mejor supo desencajar la idiosincrasia de una región que no fue la que lo vio nacer], Guerra ha disertado con soltura e indudable devoción sobre este número 745-746 de la revista Ínsula, reivindicando al "Machado total, frente a los 'sólo-poéticos' o 'sólo-sociales'", si bien matizó que "muchos rebajaron el aprecio poético, no así el moral", para acabar recordando que "ahora se vuelve a valorar el carácter genial del poeta."

Carme Riera (Conversación con Josep Mª Castellet), Laura Scarano (El emblemático Machado de Colliure en Blas de Otero y Celaya/Leceta) o Gonzalo Sobejano (Ángel González con Antonio Machado) son otros tantos colaboradores que han cedido su pluma en post de seguir manteniendo en la memoria, como mínimo y no cual reminiscencia pasajera sino permanente, el último de los versos que, estando ya postrado sobre su lecho de muerte, fue encontrado en uno de los bolsillos de Machado: "Estos días azules y este sol de la infancia". De ahí hacia atrás y hacia delante, hacia Campos de Castilla (1912) y hasta este 24 de febrero de 2009, 70 años y dos días después de aquel 22 de febrero de 1939, pasando -por qué no- por aquel 22 de febrero de 1959 [quién sabe si no por casualidad 50 años y dos días antes de este 24 de febrero], cuando en el XX aniversario del Fallecimiento de Antonio, Blas de Otero, J.A. Goytosolo, Ángel González, J.Á. Valente, J. Gil de Biedma, Alfonso Costafreda, Carlos Barral, J.M. Caballero Bonald también rindieron pleitesía.

En 1959 fue en Colliure. Esta vez ha sido en la Casa de la Provincia de Sevilla, más ligeros de equipaje los presentes que los reunidos por entonces aquel lejano 1959, pero seguro, no cabe duda, igual de llenos de un bagaje envidiable.