ARTEFACTUM | CRÍTICA

Navidades medievales y de hoy

La Escolanía de Sevilla y Artefactum unidos 'ad Nativitatis tempus'.

La Escolanía de Sevilla y Artefactum unidos 'ad Nativitatis tempus'. / Federico Mantecón

Dos navidades han pasado sin que, por motivos sanitarios, Artefactum pudiera reunirse con sus incondicionales en torno a los preludios navideños. Por eso se esperaba con alegría un reencuentro que, como siempre, no defraudó en absoluto, con esa mezcla de desenfado, humor, alegría y rigor musical que caracteriza a este grupo que se acerca ya a los treinta años de existencia. ¡Ahí es nada, en Sevilla y dedicándose a la música medieval!

Fue un recorrido por algunas de las músicas del ciclo de Navidad de diversas recopilaciones musicales. Se abrió con el Saluation Carol de mediados del siglo XV y recopilado en 1913 por Shaw y Dearmer. La reconocida maestría de Artefactum para jugar con los timbres instrumentales se hizo presente desde este momento, con el brillo de la gaita, la zanfoña, la viola, la fídula, el tambor y la voz natural de Barea. Cambiando gaita por flauta y zanfoña por organetto, fue el turno de algunas cantigas, en las que se puso de relieve la expresividad del canto de Barea, que no sólo canta, sino que actúa y gesticula como se de un juglar se tratase. Una pieza del Códice de las Huelgas interpretada de manera instrumental sirvió para disfrutar de la combinación sonora de cromorno y cornamusa. La cancion Orientis partibus, procedente de Notre-Dame de París, nos llevó a las fiestas trangresoras que se celebraban en Navidad, como la "Fiesta del asno", la "Fiesta de los locos" o la "Fiesta del obispillo" de la catedral de Sevilla y de esa manera festiva fue abordada por los músicos. Y de ahí a un auto sacramental navideño, el Coloquio de pastores recopilado en el siglo XVIII, pero de orígenes muy anteriores.

Para las últimas piezas del concierto se contó con la estupenda colaboración de las chicas de la Escolanía de Sevilla, que prestaron sus discantos a algunas piezas del Laudario de Cortona con sonido especialmente empastado y angelical en sus intervenciones en "Omnis mundus jocundetur". Y para cerrar el acto, la ornamentación vocal de Barea en "Stella nova", acompañada de todo el brillo instrumental del conjunto y con la segunda voz de Carazo. Y, claro, ningún concierto de Artefactum se puede privar de los comentarios jocosos de José Manuel Vaquero, auténtico trujamán capaz de embaucar a cualquiera por más veces que haya escuchado sus chascarrillos. Que sean felices, que no es poco.

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