Beethoven, el Emperador
REAL ORQUESTA SINFÓNICA DE SEVILLA | CRÍTICA
La ficha
****XXXIII Temporada de conciertos. Programa: Integral de los cinco conciertos para piano y orquesta de L. van Beethoven. Piano: Lise de la Salle. Director: Chistoph Poppen. Fechas: Viernes 7 y sábado 8 de octubre. Lugar: Teatro de la Maestranza. Aforo: Dos tercios.
No por conocidos dejan de ser apasionantes los cinco conciertos para piano y orquesta de Beethoven. Máxime si se tiene la oportunidad de escucharlos en su totalidad y en orden de numeración (que no siempre coincide con el orden de creación) y en un lapso reducido de tiempo, pues así se puede constatar de auditu la evolución creativa del genio de Bonn. Y si se dispone de excelentes intérpretes, miel sobre hojuelas.
La indisposición de Marc Soustrot ha tenido como consecuencia el que hayamos podido tener por primera vez con nuestra orquesta a un maestro de la solidez y del dominio de este repertorio de Christoph Poppen. Consumado mozartiano y con técnica heredera de la gran tradición directorial germana, se hizo desde el primer momento con el control de la orquesta, de la que consiguió extraer sonidos de una claridad y una transparencia sobresalientes. De gesto claro y de gran minuciosidad en las indicaciones, en los dos primeros conciertos, tan felizmente vinculados con el espíritu de Mozart, Poppen estableció una articulación bien marcada, con energía suficiente como para establecer una acentuación picada, lo que unido a un sonido ligero, de poco vibrato y de arcos cortos en las cuerdas, redundó en un sonido global radiante y fluido, ágil, con nitidez en todas las frases instrumentales. Estableció un diálogo fluido y en términos de igualdad con el piano, al que supo arropar con mimo en los movimientos lentos, como ese sonido arrullador de las cuerdas con sordinas en el Largo del tercer concierto. A cambio, en este concierto, ya más orientado hacia las pasiones románticas, Poppen construyó un sonido orquestal más denso y musculoso, haciendo aflorar la tensión en los acentos de los bajos y con enérgicos sforzandi, aunque sin exagerar el legato, aquí todavía sometido a su control. Su dominio de los cambios dinámicos, a menudo súbitos en Beethoven, le permitieron dotar de sentido a las frases y extraer toda la carga emotiva de la música.
Lise de la Salle arrancó su maratón beethoveniano (todas las obras de memoria) con una articulación picada-ligada, con nitidez en la pulsación, dejando que cada nota sonase con claridad (maravillosos trinos en pianissimo). Muy delicado el rubato de raigambre vienesa en el Largo del concierto nº 1. Sin abusar del pedal en los dos primeros conciertos, el sonido fue siempre preciso y rutilante merced a una digitación de excepcional agilidad y precisión, como se demostró en las cadencias, especialmente en la del tercer concierto, un espectáculo de virtuosismo y del control del sonido y del color merced a un más intenso uso del pedal. Para este tercer concierto, sobre todo en su primer tiempo, de la Salle diseñó un sonido más robusto, más dramático, con mayor presión en la pulsación, pero no menos claro en su articulación. Me quedo con detalles como el delicado cantabile del Andante con moto del nº 4, culminado con un bello pianissimo final; o el equilibrio entre ambas manos en el Emperador, lección de fuerza y poesía.
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