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Benítez Toledano presenta en Sevilla su antología 'La propiedad privada'

  • El editor José Mateos y Jaime Raynaud acompañarán este miércoles al poeta jerezano en el Real Círculo de Labradores

Rafael Benítez Toledano en una imagen de archivo.

Rafael Benítez Toledano en una imagen de archivo. / Vanesa Lobo

El escritor Rafael Benítez Toledano (Jerez, 1961) presentará este miércoles a las 20:00 en el Real Círculo de Labradores de Sevilla su nuevo libro La propiedad privada (Libros Canto y Cuento). Le acompañarán en la mesa Jaime Raynaud y el poeta y editor de la obra, José Mateos.

Con prólogo de Felipe Benítez Reyes y epílogo de Pedro Sevilla, cuenta el autor que "sin ninguna necesidad, algunos amigos poetas me indicaron que -ya llegado a los 60- iba siendo hora de recoger mi obra en algo parecido a una antología. No lo tenía nada claro, y mucho menos en una editorial comercial, así que decidí hacerlo a mi manera y rodeado de amigos en una edición de mi gusto. Cuarenta años de poesía resumidos en unos 90 poemas de entre otros muchos, tampoco demasiados. No soy de mucha obra", reconoce.

De esta forma, precisa Benítez Reyes en el prólogo que Rafael Benítez Toledano "escribe desde que lo conozco, y nos conocemos desde casi niños, pero es quizá la persona de cuantas tengo datos que menos ha hecho por difundir lo que escribe, y no porque le quite importancia a su poesía, sino tal vez, y por la vía de la paradoja, porque el hecho de escribir poemas es una de las cosas que más le importan. Ahora bien, ¿dar vuelo después a todo eso? Él siempre ha preferido las ediciones tan restringidas como cuidadas, por su gusto por los esmeros tipográficos y por entender quizá que los poemas se escriben para que los lean los allegados y, en casos tan extremos como extravagantes, algún despistado que pase por allí, pero no para el público en general, que suele andar en otras aficiones. Se ha permitido, en definitiva, el lujo dandístico de ser un poeta casi secreto, categoría que unos consideran una maldición y otros en cambio una bendición".

Y apunta Pedro Sevilla: "Un mundo nuevo hecho de luz, de incursiones en la infancia, recreada en un olor, en un paseo por el tiempo, en un viejo regalo que ha sobrevivido a la mano amorosa que lo hizo; los paisajes que a fuerza de ponerles corazón ya no son paisaje, sino alma -Antonio Machado suena en Benítez Toledano-, el paseo de noviembre o el lienzo de un pintor amigo que nos lega el misterio de la viña, la claridad de octubre en una uva, son ahora el abono poético de este catador de aromas, degustador de luces y trasegador de sueños. Agavillar la obra de este poeta alérgico al boato es, me parece, una necesidad para que un mundo propio, genuino, no quede descoyuntado y deslavazado en tiradas raras, agotadas o imposibles de localizar".

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