La Biblioteca Nacional se sacude su "muy machista" tradición

'El despertar de la escritura femenina' recoge "tesoros" de pioneras de la literatura desde el XV hasta el XVII

Concha Carrón (Efe) Madrid

31 de enero 2013 - 05:00

La Biblioteca Nacional de España se ha sacudido su "tradición muy machista", como la calificó su directora, Gloria Pérez-Salmerón, con la exposición El despertar de la escritura femenina en lengua castellana, un homenaje a las mujeres escritoras que abarca desde el siglo XV al XVII. Pérez-Salmerón recordó que el fundador de la institución en 1711, Felipe V, no dejaba pasar a las mujeres, y éstas sólo pudieron entrar a partir de 1837, pero únicamente los sábados y de visita, como si fueran "bichos raros". Por ello, muchas se refugiaron en conventos, donde tenían su "parcela privada" y escribían, sobre todo textos religiosos.

El despertar de la escritura femenina en lengua castellana, comisariada por la poeta y traductora Clara Janés, exhibe hasta abril auténticos "tesoros" de pioneras como Santa Teresa de Jesús, Luisa Sigea, Isabel de Villena, Sor Ana de San Bartolomé, María de Zayas o Sor Juana Inés de la Cruz. El florecer de la literatura femenina en los conventos se ve acompañado del trabajo de otras mujeres que se presentaron a concursos literarios o sumaron sus escritos a libros colectivos. Algunas pagaron su "osadía", denunció Janés, como en el caso de Luisa Sigea, quien vio su reputación en entredicho cuando Nicolás Chorier firmó con su nombre un libro "casi pornográfico".

Entre las obras seleccionadas por Janés, que ha partido para la muestra de su propio libro Las primeras poetisas en lengua castellana (1986), destaca la carta manuscrita de Santa Teresa de Jesús a Doña Isabel Osorio que abre la muestra, en la que también se exhibe el libro Camino de perfección, escrito por la fundadora de los monasterios de las Carmelitas Descalzas para sus monjas. Al no ser bien visto por la Inquisición el movimiento cultural iniciado por la abulense, discípulas suyas como Sor Ana de San Bartolomé o Sor Ana de Jesús tuvieron que huir a países como Bélgica, donde están fechados algunos de los documentos de la exposición, entre ellos Vida de la venerable Ana de Jesús (1632).

De muchas voces trascendieron "pocos ecos". Es el caso de la científica Oliva Sabuco, descubridora del jugo cerebral, que recogió en su Nueva filosofía de la naturaleza del hombre, no conocida ni alcanzada de los grandes filósofos antiguos, de cuya autoría quiso apoderarse su propio padre, aunque no lo consiguió porque Felipe II le había dado permiso para publicarlo, si bien la mala relación del rey con los ingleses hizo que estos se apropiasen posteriormente del hallazgo.

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