Bocados de multiculturalidad

Crítica 'Una chica vuelve a casa sola de noche'

Manuel J. Lombardo

17 de septiembre 2015 - 05:00

UNA CHICA VUELVE A CASA SOLA DE NOCHE. Pastiche multicultural, EEUU, 2014, 101 min. Dirección y guión: Ana Lily Amirpour. Fotografía: Lyle Vincent. Intérpretes: Sheila Vand, Arash Marandi, Dominic Rains, Marshall Manesh, Mozhan Marnò, Milad Eghbali. Este sábado en el Teatro Alameda.

Como suele ocurrir con este tipo de fórmulas iconoclastas de diseño mixto, Una chica vuelve a casa sola de noche ha despertado interés cinéfilo tal vez por su carácter anómalo y singular asociado a una cinematografía como la iraní (aunque hablada en farsi, en realidad la cinta es un producto estadounidense dirigido por una británica), antes que a las formas de pastiche posmoderno, cruce de cine de vampiros, western ascético, novela gráfica y estética indie, que asume como vistosa carta de presentación para un cómodo recorrido por el circuito de festivales juveniles.

El primer largo de Ana Lily Amirpour asume el formato panorámico, el blanco y negro contrastado y sus reflejos y perlitas como caligrafía de lujo y sugerente atmósfera para un relato minimalista y sin apenas diálogos que puede recordar al primer Jarmusch entre paisajes urbanos industriales, calles solitarias (de una ciudad llamada Bad City), un buen repertorio de canciones pop y vampiresas nuevaoleras con camiseta de rayas, chador y monopatín que funcionan como evidente metáfora de la necesidad de liberación femenina en un territorio hostil y censurado habitado por hombres básicos.

Más resultona que verdaderamente estimulante, Una chica vuelve sola a casa de noche seducirá a los amantes del amor, la noche y los clichés independientes, a los melómanos de temporada y cazadores de rarezas con disfraz multicultural, aunque su propuesta no deje de estar un tanto estirada y peque de narcisismo. Tal vez todo hubiera sido más sencillo y efectivo en formato corto.

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